El futuro del Greco está aquí

Adolfo de Mingo Lorente
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Los archivos toledanos conservan decenas de documentos que a lo largo del último siglo han contribuido decisivamente a cimentar la consideración contemporánea del artista.

Archivo capitular de la Catedral de Toledo.

Adolfo de Mingo Lorente

Toledo

El historiador Hilario Rodríguez de Gracia, autor de una reciente investigación sobre Andrés Núñez de Madrid, el párroco de Santo Tomé que encargó El entierro del conde de Orgaz, coincide con el nuevo director del Archivo Histórico Provincial de Toledo, Carlos Flores Varela -responsable del amplísimo fondo de protocolos notariales de entre los cuales procede buena parte de la información sobre el pintor manejada por los historiadores desde comienzos del siglo XX-, en reconocer que las investigaciones sobre el Greco no están ni mucho menos cerradas. «No es muy probable -señala Flores Varela- que aparezcan datos revolucionarios. Ni siquiera nueva documentación sobre sus contratos. Pero sí pequeñas referencias que, sumadas a todo lo que ya conocemos, podrán permitirnos interpretar mejor realidades como su entorno, día a día y el funcionamiento del taller».

José Carlos Gómez-Menor fotografiado por Renate Takkenberg en los años ochenta.José Carlos Gómez-Menor fotografiado por Renate Takkenberg en los años ochenta. - Foto: Renate Takkenberg Nuevas cartas de obligación, otorgamiento de poderes para el cobro de deudas o fianzas desconocidas hasta la fecha podrían ser algunos de esos nuevos documentos, registrados por las numerosas escribanías que permanecieron activas en el Toledo de finales del siglo XVI y comienzos del XVII, y que han llegado hasta nosotros a través de los protocolos reunidos en archivos territoriales desde la aparición de la Ley del Notariado en 1862. En el caso de Toledo, el Archivo Histórico Provincial fue creado por decreto del Ministerio de Justicia e Instrucción pública el 12 de noviembre de 1931, abriendo sus puertas por primera vez en una de las alas del Museo de Santa Cruz dos años después.

Decenas de estos documentos fueron consignados en la primera década del siglo XX por quien años más tarde sería su primer director, Francisco de Borja de San Román (1887-1942). Este investigador publicó por primera vez en 1910, con tan solo 23 años, casi noventa referencias entre las cuales sería posible destacar aportaciones tan importantes como el inventario de bienes realizado tras la muerte del Greco, el famoso documento de 52 páginas elaborado el 7 de julio de 1614 por el escribano Juan Sánchez de Soria en presencia de Jorge Manuel Theotocópuli y el alcalde ordinario Langayo de Castro.

«Hoy lo tenemos expuesto en el Museo de Santa Cruz -dentro de la exposición El Greco: Arte y Oficio-, al igual que hemos prestado abundantes documentos para otra exposición, Domenikos Theotokopoulos entre Venecia y Roma, que acaba de ser inaugurada en el Museo Benaki de Atenas», continúa Flores Varela, sucesor de Borja de San Román al frente del Archivo y testigo del homenaje que recientemente le ha rendido el Museo del Greco (también está previsto que el Ayuntamiento de Toledo le dedique próximamente la calle Samuel Leví).

Firma de El GrecoFirma de El Greco «Fue un investigador muy preciso -por mucho que a comienzos del siglo XX los protocolos aún no fueran identificados por signatura, sino solamente en función del escribano que los redactaba y la fecha correspondiente al documento-, un renovador si tenemos en cuenta la manera en la que trabajaban los historiadores toledanos del XIX», según Hilario Rodríguez de Gracia. Hasta tal punto que las investigaciones de San Román obligaron a Cossío a reformular muchas de sus conclusiones sobre el artista, elaboradas a partir de la escasísima documentación contrastable recopilada hasta la fecha por archiveros del siglo XIX, como Manuel Ramón Zarco del Valle (que transcribió abundante material conservado en el Archivo Capitular, publicándolo en 1870) y José Foradada y Castán, el descubridor de la partida de defunción del Greco, la cual dio a conocer en 1876 en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.

Sin embargo, por mucho que su metodología fuera más próxima a la de los investigadores actuales en comparación con los usos que imperaban en tiempos de José Amador de los Ríos o de Antonio Martín Gamero,«siempre - insiste el director del Archivo Histórico Provincial- es conveniente revisar las referencias que nos han sido dadas, porque a menudo pueden aparecer sorpresas». No en vano, han sido hallados nuevos documentos entre los fondos que San Román revisó, «lo que permite pensar que le pasaron inadvertidos o bien que los encontró pero los reservó para futuras publicaciones que no vieron la luz entre lo mucho que sí difundió».   

Muchos historiadores han recorrido el Archivo Histórico Provincial de Toledo desde aquellos tiempos. Entre los más veteranos de cuantos han dedicado sus esfuerzos a recomponer la sociedad de finales del siglo XVI y comienzos del XVII sería posible destacar al sacerdote José Carlos Gómez-Menor (1929-), a quien recordamos en la página siguiente a través de una fotografía de Renate Takkenberg realizada en la década de los ochenta. Posteriormente tomaron el testigo investigadores que todavía se encuentran en activo, desde Fernando Marías Franco (Universidad Autónoma) hasta el también catedrático Francisco José Aranda (Universidad de Castilla-La Mancha), con sus respectivos discípulos y equipos.

Obviamente, quienes consulten protocolos de los siglos XVI y XVII se enfrentarán a un tipo de documentación complicada de interpretar para aquellos investigadores que no estén especializados en escritura procesal (mostramos varios ejemplos encima de estas líneas) ni conozcan los rudimentos administrativos de la época. «No es lo mismo un contrato de censo (o gravamen hipotecario) que un juro (equivalente a los mecanismos de deuda pública actuales)», explica Rodríguez de Gracia para referirse a la actividad económica del Greco, cuyas estrecheces, a las que ya habían aludido diversos autores desde el siglo XVII, pueden constatarse a través de estos documentos. El Greco, por otra parte, no registraba las operaciones de su día a día a través de un solo escribano -dieron fe de sus escrituras nombres como Luis de Alcocer, Jerónimo Castellanos, Ambrosio de Mejía, Alonso de Alcocer o Blas Hurtado, entre otros-, e incluso varios de estos notarios (probablemente la figura actual con la que sus funciones mantenían mayores semejanzas) aparecen en distintas fases de un mismo proceso. Pleitos como el que enfrentó a la villa de Orgaz con la parroquia de Santo Tomé o el que mantuvo el Greco con los administradores del Hospital de Illescas, por ejemplo, podían adquirir gran complejidad al ser elevados hasta la Chancillería de Valladolid, procesos que incluían probanzas o declaraciones de testigos y cuya decisión podía ser apelada y vuelta a apelar en el grado denominado de vista y revista.

«Al principio parece complicado, pero aprender a manejar esta documentación es como expresarse con soltura en inglés: depende de la práctica», indica el responsable del Archivo Histórico Provincial. «En cualquier caso, son documentos que exigen mucho tiempo y que solo con el paso de los años permiten a los investigadores alcanzar una visión muy general del funcionamiento de aquella sociedad», apunta Rodríguez de Gracia, que ha dedicado varias investigaciones a personajes del entorno del Greco como el boticario y comerciante genovés Pedro Bocangelino y el lencero sevillano Francisco de Medina, acreedores del pintor en el contrato de liquidación del Entierro del conde de Orgaz. «No soy especialista en Historia del Arte, pero me sorprende que no haya aparecido hasta la fecha el contrato de aprendizaje de ningún discípulo del Greco, una documentación que en cambio sí conocemos a través de otros artistas de la época, como Sánchez Cotán». Quizás haya pronto sorpresas, pues muy pronto verá la luz una recopilación de hallazgos recientes en el Archivo Histórico Provincial coordinada por María Eugenia Alguacil y Carlos Más (que fue el anterior responsable de esta institución).

Archiveros e historiadores, sin embargo, no han centrado únicamente su interés en la documentación autógrafa (o supuestamente autógrafa) del Greco. Entre los protocolos del Archivo Histórico Provincial es posible rastrear el destino de algunas de sus obras y parientes más allá de 1614. Una de estas referencias, redactada por el curador judicial Alonso de Siles en 1631, contiene la constatación de que Claudia y María de Guzmán, nietas del Greco, eran descendientes de cristianos viejos. Gracias al contenido de este documento tenemos la certeza de que el Greco no llegó a casarse nunca con Jerónima de las Cuevas, madre de Jorge Manuel.

Archivos en 2014

El Archivo Histórico Provincial de Toledo posee el mayor fondo documental relacionado con el Greco, pero no es el único de la ciudad. En realidad, pocos han sido los archivos que no han participado en la conmemoración del cuarto centenario de la muerte del pintor a lo largo de este año, bien de una manera agrupada (como el programa impulsado por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes y la Fundación El Greco 2014 con motivo del Día Internacional de los Archivos), bien a través de iniciativas particulares como la publicación facsímil de la partida de defunción del Greco por parte de la parroquia de Santo Tomé o la exposición virtual Siete Letras, organizada por el Archivo Municipal a través de su web.

Esta institución posee varios documentos autógrafos del artista, entre ellos el contrato que estableció las condiciones para la realización de la Inmaculada Oballe. Una de sus iniciativas más destacables del año ha consistido en una selección de fondos articulados en siete bloques, uno por cada una de las letras que forman el célebre sobrenombre del artista, a través de su recomendable página web (www.ayto-toledo.org/archivo/archivo.asp). Se trata de documentos (reproducidos y transcritos), firmas, fotografías de obras del Greco (algunas tan antiguas como una imagen del retrato de Caballero anciano del Prado realizada por Laurent en torno a 1868), postales, artículos de investigación, libros y elementos varios. De especial interés son los volúmenes digitalizados que ofrece esta iniciativa, entre ellos el catálogo de la primera exposición dedicada al Greco (Museo del Prado, 1902), la más temprana de las investigaciones de San Román (El Greco en Toledo, o nuevas investigaciones acerca de la vida y obras de Dominico Theotocópuli, Madrid, 1910), las monografías inicialmente dedicadas al Museo del Greco y la relación de actividades con las que Toledo conmemoró su tercer centenario en el año 1914. Siete Letras, al igual que el resto de exposiciones virtuales organizadas por el equipo que coordina Mariano García Ruipérez,  pretende divulgar la gran variedad de fondos que alberga esta institución y subrayar su disponibilidad para los investigadores.

Pronto, por otra parte, verá la luz un nuevo número de la revista Archivo Secreto que estará dedicado al Greco con carácter monográfico. El Archivo Municipal rematará de esta manera varios artículos sobre el artista que han visto la luz a lo largo de los últimos años, desde ‘Toledo o El Greco. Reconocimiento y efusión del escenario’, de José Pedro Muñoz Herrera (2006), hasta ‘En torno a la escritura y escritos de Domenico Theotocopuli, El Greco’, de Juan Carlos Galende (2008).

El Greco y su época en los archivos de Castilla-La Mancha es el título del programa organizado el pasado 9 de junio con motivo del Día Internacional de los Museos y en el cual participaron diferentes centros municipales, provinciales y particulares, además de la Sección Nobleza delArchivo Histórico Nacional. Esta última institución, por cierto, dedicó el pasado mes de octubre su ‘pieza del mes’ a un documento especialmente relacionado con el Greco: la participación del pintor como traductor del Tribunal de la Inquisición de Toledo en el proceso de fe del joven griego Michel Rizo Carcandil, acusado en 1582 de encubrir las presuntas prácticas islámicas de su amo, Demetrio Focas. Entre los fondos del AHN es posible destacar también diversa información relacionada con la actividad de Jorge Manuel Theotocópuli, lo mismo que en el Archivo Histórico de Protocolos, otro de los fondos documentales más importantes de Madrid.