El Ayuntamiento de Gálvez sigue sin levantar la prohibición de usar el agua del grifo aunque sale ya clara y sin olor. Los técnicos de la Junta de Comunidades han tomado pruebas, pero no han comunicado todavía el resultado de las muestras. De este modo, desde el viernes 27, los vecinos no pueden probar el recurso, por lo que se ha multiplicado por diez el consumo de agua embotellada en esta población de más de 3.000 habitantes ubicada en la comarca de Los Montes de Toledo.

El alcalde, Manuel Fernández, informó ayer a este diario que está a la espera de que el servicio de Sanidad de la Junta dé el visto bueno a la calidad de agua de la red de bastecimiento de Gálvez para autorizar a los vecinos a utilizar el recurso. El depósito se limpió durante el fin de semana y sale ya de los grifos «clara, incolora e inolora» desde la noche del sábado. En este sentido, prevé que mañana se dé ya luz verde al consumo, después por lo tanto de cinco días por la contaminación, que probablemente se deba a un vertido de purines.

El Ayuntamiento de Gálvez ha presentado una denuncia en el Cuartel de la Guardia Civil de la misma localidad de Gálvez para que los agentes investiguen el origen de este vertido. «Hay que ver por dónde y cómo», apuntó el regidor municipal, quien atribuye totalmente la contaminación a un accidente. En un principio, se cree que el vertido de purines se filtró a la conducción en una arqueta ubicada en el término municipal de Totanés.

la primera petición. El alcalde indicó que los vecinos se han encargado de abastecerse por su cuenta, teniendo en cuenta que hay muchos pozos repartidos por este término municipal de Los Montes de Toledo. En este sentido, el Ayuntamiento recibió ayer la primera petición de una partida de agua, concretamente para una empresa de caramelos, en previsión de que se alargue la prohibición del consumo.

A este respecto, el regidor indicó que han solicitado entre 500 y 700 litros de agua potable para garantizar la producción, que será suministrada por la empresa gestora del servicio en la localidad, Gestagua.

Fernández, que hasta ayer no había atendido a este diario, manifestó que ha estado muy ocupado en dar una solución lo antes posible a la contaminación del abastecimiento del agua potable, que ha obligado a los vecinos a recurrir a los pozos y a comprar agua embotellada.

De hecho, el viernes, horas después de que se conociera que el agua corriente estaba contaminada, se habían agotado ya las existencias de garrafas en los comercios de la localidad y se repusieron inmediatamente.