Con el sol llegó el éxito en Torrijos

Dominguín
-

Destacaron los extraordinarios novillos del Conde de Mayalde por comportamiento y presentación, siendo premiados segundo y cuarto con la vuelta al ruedo. Víctor Janeiro cortó cuatro orejas y un rabo, mientras Tomás Rufo se hizo con dos

Todo hacía presagiar que con las previsiones meteorológicas encima de la mesa, este año otra vez podían peligrar los toros en Torrijos. Pero pasado el medio día la cosa se fue arreglando, las temperaturas subiendo y el sol asomando ante las grises nubes y la lluvia que habían sido protagonistas el fin de semana. Arrancó el paseíllo y se iluminó el coso portátil para que los actuantes rompieran plaza y así el público, que se acercó en masa a última hora a la plaza, pudiera ver un espectáculo de primera.

El cartel pudo ser la clave de que los aficionados quisieran ver toros pese a las cosas en contra, por lo que Canales Rivera y Víctor Janeiro tuvieron que emplearse para congraciar a los que casi llenaron el coso portátil.

Abrió plaza José Antonio Canales Rivera, al que le correspondió un eral algo incierto de salida que embestía intermitentemente hasta que se centró definitivamente en los engaños. Esto lo consiguió Canales gracias a la experiencia que tiene en sus años de alternativa tirando del animal con la muleta cosida en el hocico. Se vieron bonitos pasajes, sobre todo por el pitón derecho, con mando y torería que no fue refrendado con los aceros por el matador por lo que quedó su actuación en una ovación que correspondió ante los allí presentes.

Su segundo novillo fue más claro y ante él, Canales Rivera consiguió algo más de acople. Volvió a centrar su actuación con la mano derecha ligando muletazos meritorios en tandas largas que eran rematadas con profundos pases de pecho. El público esta vez sí que entró en faena y se vio a un torero maduro que puede torear de manera importante. La lástima otra vez la suerte suprema, pues de haber acertado al primer encuentro los trofeos hubiesen sido muy importantes; pese a ello le fue otorgada la oreja del buen novillo de Mayalde que paseó ante la algarabía de los asistentes.

Pero el culmen del festival vino con la presencia en la arena de Víctor Janeiro, un torero que está llamando a ocupar otros sitios en la España taurina. Comprometido, entregado, con ganas de agradar y sobre todo con un buen concepto del temple sorteó en segundo lugar un eral noble, bravo y repetidor que obedecía todos los engaños que le mostraban. Cuando llegó la faena de muleta el novillo no hizo otra cosa que embestir por derecho, bajo y claro, cosa que entendió Janeiro dándole distancia y citándole de largo para aprovechar la inercia de la embestida. Fue tal el acople que los muletazos parecían no acabar y las tandas eran largas y encajadas. Acertó con los aceros y le concedieron las dos orejas tras ver cómo le daban la vuelta al ruedo al de Mayalde al paso dos espléndidos percherones.

El cuarto de la tarde fue el de más volumen de los erales lidiados, y de bueno como el que más de sus compañeros. Embistió con seriedad y por derecho, dándole importancia a todo aquello que realizaba Janeiro. La importancia estuvo en aguantar firme en la arena con las botas encajadas las embestidas por bajo y largas del novillo en muletazos con enjundia que se enroscaban una y otra vez alrededor de la figura del matador. Fue una simbiosis importante de animal y torero que llegó al culmen de la suerte suprema con el público entregado y en pie, haciendo que Víctor Janeiro se volcara en el morrillo del animal para conseguir cortarle las dos orejas y rabo. Otra vuelta al ruedo para el bravo pupilo de Rafael Finat, que premió el comportamiento y el buen momento en el que se encuentra esta ganadería toledana

Para finalizar actuaron dos novilleros toledanos ante otros dos novillos de Mayalde que demostraron que hay cantera importante para seguir a estas jóvenes promesas. Javier Gallardo estuvo asentado y con clase en el recibo capotero. Participaron en banderillas invitados por el novillero otros jóvenes aspirantes de la provincia que animaron al respetable. Con la muleta se le vio que va aprendiendo el oficio y que se encaja en cada uno de los muletazos que le iba instrumentando a la res. Estuvo importante destacando los remates con trincherillas y pases del desdén. Marró con la espada y todo quedó en una ovación.

Cerró la tarde el jovencísimo Tomás Rufo, vecino de Pepino, quien no se pensó dos veces el salir a recibir a su oponente encajando los pies en la arena al torear a la verónica. Con la muleta, pese a su poco bagaje, se le vio centrado y con ganas de torear de forma pura y seria. Sobretodo destacó con el toreo con la mano diestra con pases templados y ligando tandas que encandilaron a los presente. Mató de un estoconazo al segundo intento que hizo rodar a animal sin puntilla, siéndole concedidas las dos orejas que paseó ante el júbilo de la gente.

Al final otro año más el tiempo respetó, y el tradicional festival torrijeño se pudo celebrar, asentando este festejo en el final de la extensa temporada taurina toledana que ya está a punto de llegar a su fin.