TOMEN NOTA SEÑORES: LEO VALADEZ

Dominguín
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Destacó la buena condición del encierro lidiado de Alcurrucén. Los errores con los aceros privaron que se hubiesen cortado muchas orejas

TOMEN NOTA SEÑORES: LEO VALADEZ

Llegó el segundo capítulo del certamen ‘Soy Noviller@’ y ya tenemos un nombre propio que puede dar mucho que hablar. Era el tercero del cartel y ha sido el primero en trofeos y toreo por méritos propios; Leo Valadez, mejicano afincado en Guadalajara y que ha pasado por Illescas dejando una muy grata tarjeta de visita.

Comenzó la tarde con unos minutos de silencio por el fallecimiento de expresidente del gobierno Adolfo Suárez al romper el paseíllo, mientras de fondo sonaban los acordes de forma tenue y emocionada del concierto de Aranjuez, interpretado magistralmente por la banda de música municipal.

El ciclón Valadez dejó en su quite al segundo de la tarde la aptitud con la que iba a afrontar la tarde y así fue. Cuando saltó al ruedo su primer novillo lo recibió con verónicas de mano baja rematando con una revolera impasible. Vibrante tercio de banderillas el del novillero que tras brindar a sus compañeros de escuela, vio la buena y brava condición del novillo y no dudó en ponerse de rodillas en el centro del ruedo toreando valiente y ajustándose en los lances. Ya en pie la faena tuvo más transmisión cuando cogió la muleta con la zurda, recetando al animal muletazos largos hasta donde embestía el buen eral toledano. Tuvo variedad en su faena y remató todas las series con pinturería y empaque. Al no conseguir un buen acierto con los aceros solo le fue concedida una oreja de su enemigo.

En el que cerró plaza salió a por todas con el capote y realizó un jadeado quite por lopecinas. Luego, tras un poderoso tercio de banderillas se volvió otra vez a ir al centro del ruedo y esta vez impasible le recetó seis muletazos cambiando los trazos por delante y por detrás de él mismo. Debido a que tuvo suerte en el sorteo y el novillo volvió a colaborar con el chaval, pudo realizar una faena pulcra cuidada y donde se le vio centrado y encajado con la res. Animó al respetable al final del trasteo con benardinas y culminó con una estocada su gratificante paso por el certamen. Otra oreja al esportón, lo que le concedió la posibilidad de salir en volandas del coso illescano.

Abría plaza y cartel García Haro, que estuvo con una disposición alta en todo momento de la lidia, toreando con disposición y largura al colorado que salto a la plaza en primer lugar. El novel no se amilanó al abrir cartel y fundamentó su faena en lances clásicos y largos al novillo de Alcurrucén que colaboró en su lidia. El palco le privó de su primera oreja, pese a que el público la pidiera en mayoría más de voces que pañuelos.

Al cuarto de la tarde no le dejó ni una embestida dentro, pues desde que comenzó la faena los muletazos de corte clásico se repitieron de forma repetitiva por ambos pitones. Pero a García Haro le faltó algo más que pegarle casi cien muletazos al eral lucero de Alcurrucén, ya que pese a estar pulcro en su concepto, careció de trasmisión al público y encaje en sus trazos. Mató bien y esta vez sí que Francisco Romo, presidente del festejo, le concedió una oreja merecida por su labor.

En medio del cartel se anunció Luis Miguel Naharro, novillero de Pedro Muñoz que tuvo en primer lugar al novillo menos colaborador de la tarde que manseó de salida, causa por la que el chaval no llegó a centrarse ni en terrenos ni en acople con el eral. Naharro realizó una faena de voluntad gracias a su tesón en intentar estar de forma decorosa en el trasteo, lo cual no se vio recompensado por el fallo con los aceros.

Al quinto el ciudadrealeño le recetó ramillete de verónicas sacándolo a los medios y rematándolo con una media de rodillas. Se encajó con el colorado desde el comienzo y tiró de sus embestidas por el pitón derecho de forma templada y larga. Por naturales ya se pudo ver tanto la condición de bravo del novillo como el concepto clásico y hondo del novillero. Precioso y ajustado final de faena que se vio emborronado con la espada que de haber acertado a la primera hubiese obtenido los máximos trofeos. Antológica muerte de bravo ejemplar de Alcurrucén y oreja que supo a poco la de Luis Miguel Naharro.