La provincia llega a absorber a cerca de 400.000 personas en los meses de verano

J.F.
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Todos los municipios incrementan su población, incluso algunos llegan a multiplicarla en un 600 por ciento, caso de La Estrella

Son muchos los toledanos y toledanas que por diferentes motivos se ven abocados a tener que marcharse de casa. Las relaciones sentimentales y las cuestiones laborales suelen ser las principales causas para que los vecinos de lo pueblos de la provincia ‘abandonen’ sus raíces para empezar una nueva vida en otra la localidad o ciudad, sin olvidar los estudiantes, que sí o sí, se ven obligados a dejar sus pueblos durante la mayor parte del año para desplazarse hasta ciudades cercanas, o no, donde poder cursar sus estudios, emplazamientos donde, finalmente, muchos terminan quedándose.

Sin embargo, y pese a que en Toledo precisamente el verano no es la estación más agradable dadas las altas temperaturas que acompañan a la provincia, sobre todo en julio y agosto, durante estos meses las plazas de los pueblos se llenan de vecinos y algún que otro visitante foráneo, para disfrutar de unos días -o unas semanas en el caso de los más afortunados- en compañía de los amigos de la infancia y los seres queridos que siguen residiendo en alguna de las más de 200 localidades con que cuenta la provincia toledana.

De este modo, es notable el incremento poblacional que experimenta la provincia especialmente estos meses, cuando las fiestas de los municipios se suceden y quien más y quien menos saca algún hueco para disfrutar de las celebraciones. Tanto es así que, según la encuesta del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas sobre Infraestructuras y Equipamientos Locales, la provincia de Toledo -sin contar con las ciudades de Toledo y Talavera de la Reina, puesto que el estudio sólo engloba a los municipios de menos de 50.000 habitantes-, la población estacional máxima en Toledo puede llegar a cerca de 400.000 vecinos más de con los que se cuenta habitualmente.

Y si bien es verdad que hay localidades en las que los meses de verano no experimentan un aumento de población muy notable, en todos y cada uno de los pueblos aumenta, llegando el porcentaje de incremento, en ocasiones, al 500 por ciento, caso de Illán de Vacas, donde, por cierto, no resulta ardua tarea en tanto que apenas cuenta durante el año con dos vecinos, llegando a un máximo de 12 en su mayor ‘movimiento’ vecinal. Dejando aparte el municipio más pequeño de la provincia, sí es verdad que los incrementos son bastante significativos, superándose en casi todos los casos el 20 por ciento, aunque este número es minoría, puesto que en casi todos los pueblos ese porcentaje es bastante superior, según la encuesta del Ministerio, que se viene realizando desde el año 2000, aunque de forma consecutiva todos los años desde 2008.

De este modo, hay casos como Cardiel de los Montes donde sus 379 vecinos se convierten en 1.600, con un incremento del 322 por ciento; Escalona, donde el aumento es también de más del 300 por ciento; Hormigos, donde se supera el 400 por ciento; La Iglesuela, con más de un 460 por ciento; el Puerto de San Vicente, que pasa de 245 a 1.200 vecinos (casi el 400 por ciento) o Parillas, que también supera el 300 por ciento. No obstante es la localidad de La Estrella la que sin duda experimenta el mayor aumento poblacional, sobre todo en verano, con un 627 por ciento más de vecinos  que durante el resto del año, cuando apenas cuenta con  305, según los datos del Ministerio, relativos al ejercicio 2013.

En general, son los pueblos de la comarca de Talavera, que precisamente son los que cuentan durante el año con el menor número de vecinos, los que aumentan, porcentualmente, en mayor medida el vecindario en los meses de verano.

Por contra, hay municipios donde el incremento poblacional es mucho menos significativo. En todo caso, prácticamente el 90 por ciento de los pueblos crecen más del 40 por ciento, aunque se dan situaciones aisladas donde no se llega a ese porcentaje, caso de Cebolla, donde apenas se supera el 32 por ciento; Pulgar con su 33, Ventas de Retamosa con la misma cifra o Villasequilla con el 32,73 por ciento más de población, pasando de sus habituales 2.637 a los 3.500 de población estacional.

Aún más pequeño es el aumento de Villarrubia de Santiago, donde el aumento de vecinos es de un máximo de 702 respecto a sus 2.798 habituales. Si bien, sin duda es la localidad de Pantoja, en la comarca de La Sagra, donde se da el menor aumento de población en cualquier época del año, situándose su incremento en apenas un 12,7 por ciento, unos dos puntos por debajo del siguiente que menos crece, que es Quintanar, con menos del 15.

En suma, con esos 395.720 vecinos de población estacional, la provincia de Toledo llega a crecer en ciertos momentos del año más del 70 por ciento -si a los en torno a 700.000 habitantes de la provincia se les restan los aproximadamente 180.000 que suponen Toledo y Talavera, que no se tienen en cuenta en el estudio, por lo que quedan unos 520.000-, lo que da muestras de que a los toledanos les gusta volver a casa por vacaciones y que aunque haya municipios muy pequeños, no lo son tanto si se tiene en cuenta a los vecinos que por diferentes motivos han tenido que salir fuera pero que siguen teniendo como referencia los núcleos urbanos donde nacieron, a los que les gusta volver a casa cuando el tiempo se lo permite.