Alfonso Caballero se jubila como director del Museo de Santa Cruz

J. Guayerbas
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Han sido casi siete años al frente de estas instalaciones de la calle Cervantes, las mismas de las que se despidió el pasado 20 de julio. «No perderé el contacto con la ciudad», asegura

Seis años y diez meses. Alfonso Caballero Klink se jubilaba el pasado 20 de julio como director-conservador del Museo de Santa Cruz-Santa Fe donde ha permanecido casi siete años abanderando retos importantes y exposiciones temporales de peso.

Jefe de Servicio de Patrimonio, Mueble, Museos y Arqueología de la extinta Dirección General de Patrimonio y Museos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Un cargo que ocupó durante diez años hasta alcanzar la dirección de estas instalaciones e impulsar la rehabilitación de la colección que atesora este museo gestionado por el Gobierno regional y la participación del Ministerio de Cultura.

Tras un largo año de trabajo, en noviembre de 2010 Alfonso Caballero inauguraba la exposición permanente con 250 piezas que cubrían un arco temporal de más de 300.000 años. La colección se presentaba al público en el crucero superior de este emblemático edificio, destinando hasta el pasado mes de diciembre el crucero inferior a exposiciones temporales como ‘El Griego de Toledo’ o ‘El Greco: arte y oficio’, ambas en torno al pintor candiota que en 1577 estableció su taller en Toledo.

«El 20 de julio cumplí 65 años y me he tenido que jubilar pues desde febrero existe una ley que no nos permite prorrogar la vida laboral», comentaba ayer el ex director del Museo de Santa Cruz, para añadir que la experiencia como responsable de estas instalaciones «ha sido muy enriquecedora, al igual que el trabajo que he desarrollado con anterioridad».

Alfonso Caballero inició su carrera profesional como profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, donde se doctoró y opositó logrando en el año 1984 ser número uno y optar a la plaza de Conservador de Museos para las instalaciones de Ciudad Real.

Allí, en su localidad natal, trabajó una década como responsable del Museo de Ciudad Real-Convento de La Merced, último destino antes de iniciar su etapa toledana, primero como Jefe de Servicio de Patrimonio, y después como director del Santa Cruz.

Este museo, indicaba, tiene por delante un reto que lleva más de una década a la espera. «Hay que montar la colección permanente que ha convertido al museo en todo un referente», señalaba convencido de que el primer paso de su sucesora o sucesor deberá ser diseñar y montar el nuevo discurso museográfico para el Santa Cruz.

Su conexión con la ciudad y sensibilidad por el patrimonio local le mantendrán muy unido a la capital. «No me marcho, mantendré un apartamento para venir y estar en Toledo», explicaba en estos primero días como jubilado con el recuerdo de algunas exposiciones temporales que en estos últimos siete años han pasado por el Santa Cruz como ‘El territorio de la Vega Baja’, ‘Las hazañas de un Rey. Tapices flamencos del siglo XV’, ‘Juan Correa de Vivar, un maestro del renacimiento español’ o la exposición antológica dedicada al pintor Benjamín Palencia.