Se cumplen tres semanas sin pistas del paradero del joven de Villaluenga

J. M. / Toledo
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Los amigos de Michal repartieron ayer información sobre el desaparecido y el coche en el que se marchó de su casa el día 3. «Es como si se le hubiese tragado la tierra», dicen

Claudia conoce a Michal Wojtowicz Sikora desde hace una década y no da crédito a una desaparición que se prolonga ya tres semanas. «Es un chico completamente normal, muy amigo de sus amigos, muy cercano y siempre muy pendiente de todo el mundo. Nos extraña este tiempo sin saber nada», comenta esta joven que repartió ayer en la Estación de Autobuses de Toledo información sobre el chaval de 23 años vecino de Villaluenga de la Sagra, quien se marchó de casa en su coche el 3 de julio.

«Es como si se le hubiese tragado la tierra», apunta Claudia Corraliza, quien lo conoció a los 13 años y pertenece a su grupo de amigos. Las redes sociales han servido como motor de la difusión de la desaparición del joven, con la colaboración de la Guardia Civil, aunque también han recurrido a los medios de comunicación y al reparto de carteles con su fotografía.

Los jóvenes han incluido en los carteles una fotografía de un Ford Focus ranchera de color gris plata, matrícula 2552 FYJ, vehículo con el que se marchó de su casa en una urbanización de Villaluenga de la Sagra. «Hemos hablado con todo el mundo, de su trabajo, de la Universidad, y nadie tiene ni idea», apunta sobre el paradero de este estudiante de la Universidad de Castilla-La Mancha, cuya desaparición fue denunciada por sus padres ante la Guardia Civil el pasado día 4.

«Si se ha ido, con quién. Me resultaría muy raro que se hubiera ido de forma voluntaria», señala Claudia, que casi descarta esta posibilidad porque el joven ni siquiera cogió ropa para tantos días de ausencia.

sin descartar nada. La ausencia de pistas desconcierta probablemente aún más después de tres semanas de silencio sobre el paradero. «No se descarta nada, porque no tenemos indicios de nada», dice esta joven después de que hayan buscado el coche en todos los aparcamientos de Toledo, además de en Móstoles o Las Rozas, zona cercana a su lugar de trabajo en una empresa de hostelería.

«Nadie nos ha avisado de que lo haya visto, ni al coche ni a él», añade Claudia. Y agrega al respecto: «Todo lo que está en nuestras manos lo estamos intentando hacer».

El grupo de amigos de Michal está desolado por el paso de tiempo sin noticias. «Cuanto más tiempo pasa, peor», asevera, al igual que la familia. La pandilla pretende organizar una movilización para «llamar la atención» y seguir difundiendo este caso.