«¿Hay que esperar a que haya algún muerto?»

J.M
-

Cientos de vecinos se unieron ayer a la limpieza de las calles de Cebolla con la demanda de «una solución ya». Los equipos trabajan a contrarreloj por miedo a otra posible riada

La farmacia Llano Blanco quedó el sábado arrasada por la riada que recorrió Cebolla por el desbordamiento del río Sangüesa. El efecto fue devastador. Sin el mobiliario y con el sistema informático destrozado, toca apelar a los seguros para devolver la salud al negocio ubicado en la calle Real, por donde corría el agua sin freno en las imágenes que se han difundido por toda España. «No había nada humanamente posible para frenarla», comentan a este diario fuentes cercanas a este establecimiento sobre el efecto de la tromba.

La reflexión o demanda tras la tragedia que ha hecho olvidar la festividad de Nuestra Señora de la Antigua resulta inmediata: «Hay que poner freno y solución ya. ¿Tenemos que esperar a que haya algún muerto? Hay mucha gente que ha perdido mucho. Hay mucha gente que lo está pasando muy mal. No puedo entender que no haya una solución. No hay derecho». Así, se evidencia la desesperación por la repetición, esta vez con mucha mayor gravedad, de las riadas del arroyo Sangüesa de 2011, 2015 y 2017.

Muchas familias de Cebolla vieron cómo las viviendas fueron violentadas por la riada que superó el metro y medio de altura en los hogares. Una de ellas hubo de esperar varias horas para poder entrar en el domicilio. Una cancela instalada a raíz de las tres inundaciones anteriores que sirvieron de aviso de la del sábado protegió en parte la casa, pero la ferocidad era tal, que el caudal entró por las ventanas. «Es impresionante», relata una afectada.

La limpieza de las calles de Cebolla se ejecuta a contrarreloj por la posibilidad de que puedan haber más lluvias torrenciales como la del sábado que haga crecer desmesuradamente el causal del arroyo Sangüesa, que discurre aguas arriba por los términos municipales de Erustes y Otero. Afortunadamente, ayer hizo un día soleado. Los equipos han funcionado con precisión y han eliminado el grueso del barro en calles muy afectadas como la Travesía Talavera. No obstante, los vecinos calculan que quedan varios días para recuperar la normalidad.

Cuatro palas excavadoras mecánicas se encargaban ayer por las calles de Cebolla de eliminar un fango que alcanzaba los 20 centímetros de altitud. Los operarios veían a los lados cómo la tromba había desmoronado paredes de corralones. Y cómo los 14 coches destrozados por la riada eran extraídos del mismo cauce del arroyo, donde habían quedado finalmente amontonados.

La riada del Sangüesa ha asombrado a un pueblo que ya se había tenido que recuperar de tres anteriores, pero en esta ocasión, los daños no se limitaron a la plaza del Ayuntamiento y a la contigua Travesía Talavera, sino que se extendió a todo el núcleo urbano. «Había afluentes», se decían entre el asombro.

cientos de voluntarios. El Ayuntamiento de Cebolla, una localidad con más de 3.000 empadronados, publicó ayer un comunicado urgente a primera hora de la mañana, el único desde la tragedia. «Se ruega a todo aquel que pueda ayudar a limpiar la plaza y alguna vivienda particular de forma altruista, que baje a la plaza para que puedan indicarle los trabajos a realizar. Importante traer palas o cepillos si es posible», decía el mensaje de la red social Facebook, muy difundido posteriormente entre los usuarios.

El efecto de la convocatoria fue inmediato porque cientos de vecinos cebollanos, y probablemente también de poblaciones contiguas, se repartían por el término municipal para limpiar a conciencia la calle por si llegara una tormenta más. Cebolla aún no se ha recuperado.