Solo, incomunicado, a lomos de una bicicleta y equipado con una vieja cámara fotográfica analógica y una bolsa repleta de carretes. Así decidió adentrarse el fotógrafo madrileño Rubén Morales por los bosques del norte de Alemania, unos bosques que recorrió durante diez días y en los que captó instantáneas de un entorno natural aparentemente despoblado, pero en el que se iba encontrando poco a poco con montajes, construcciones y elementos que denotaban la presencia en la zona de más personas con las que no llegaba a interactuar, pero con las que compartía espacios y vivencias comunes.
Estos espacios y las imágenes en las que quedan inmortalizados son la base de ‘Der Wald’ (traducido al español como ‘El Bosque’), una exposición inaugurada esta misma semana en el Centro Cultural ‘Rafael Morales’, y que se podrá ver hasta el día 20 del próximo mes de febrero. La colección está formada por un total de 16 instantáneas -todas ellas en blanco y negro- con las que el autor pretende transmitir al espectador un mensaje que parece poner de manifiesto la imposibilidad de estar solo pese a no cruzarse con nadie en el camino.
Así, en su particular viaje por tierras bávaras Morales se fue encontrando antiguos refugios, embarcaderos abandonados, montones de leña apilada o restos de ladrillos. «Allí no había nadie, pero me encontraba con cosas que señalaban que coincidía con otras personas en los mismos espacios», relató a este diario el fotógrafo.
Retrospectiva. La exposición cuenta también con una treintena de fotografías que suponen un repaso de la trayectoria profesional de Rubén Morales en los últimos diez años. Abriendo la muestra el espectador se encuentra con algunos retratos tomados en Cuba entre 2008 y que forman parte de la colección ‘Retratos de una revolución pendiente’, colección que se pudo ver ya en la ciudad en 2011 en la Escuela de Artes.
El recorrido por la exposición continúa con una serie de instantáneas un tanto curiosas, ya que el objetivo del artista se centra en primeros platos de patas de caballo ancladas en el barro en puntos tan dispares como Palma de Mallorca, Madrid o Jerez de la Frontera. De igual forma, hay una serie muy impactante de espacios abandonados que el autor se encontró en Asturias, Huesca, Guadalajara o Cuenca.
Un cambio. La muestra que se puede ver en lo que queda de mes y en buena parte de febrero en Talavera pretende ser para el fotógrafo madrileño un antes y un después en su proceso creativo, ya que tienen la intención de cambiar su manera de actuar a la hora de mirar por el objetivo. Aunque no precisó mucho al respecto, sí señaló que quiere centrarse más en captar paisajes conceptuales.
Eso sí, no dudó a la hora de afirmar que continuará utilizando su vieja cámara analógica y el revelado tradicional en laboratorio. «Son elementos que conforman la marca de mi trabajo», apostilló Morales. De hecho, está considerado uno de los mejores técnicos de laboratorio de España y no es extraño verle dando algún curso en los que el positivado de las instantáneas se fundamenta en técnicas clásicas que están casi en desuso.