El acusado confiesa el apuñalamiento al joven

M.G
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La fiscal acepta la eximente parcial por su intoxicación y mantiene su petición de 4 años y 11 meses de cárcel. La defensa solicita la eximente completa y 2 años y seis meses

El acusado cambió a ultima hora su declaración y el juicio terminó ayer retrasándose hora y media, ya que los forenses estaban citados para el jueves y tuvieron que personarse, aunque se despachó en apenas veinte minutos. Y. B.M.F., de nacionalidad colombiana, admitió en la sala su responsabilidad  en la puñalada que le propinó a otro joven en mitad de la calle Cristo de la Luz el 1 de enero de 2017 a  mediodía tras haber iniciado una discusión en las inmediaciones de la discoteca Oki, Oki, en el Casco Histórico.

La confesión cambió los planes iniciales de un juicio con interrogatorio del acusado y testificales, que se orientó exclusivamente a la prueba pericial para dilucidar si el procesado era o no consciente de sus actos cuando asestó la puñalada con una navaja «en la zona paravertebral izquierda» de la víctima, una herida que comprometió el pulmón y que si no se atiende a tiempo podía haberle causado la muerte.

El estado intelectivo y volitivo del procesado es la clave para determinar la pena, ya que el agresor «sí tenía las facultades mentales afectadas» en aquel momento por los fármacos, el alcohol y la marihuana, pero tampoco tenía anuladas todas las capacidades, como dio a entender la médico forense durante su intervención en el juicio. La fiscal insistió en este tema para conocer si se podría aplicar o no una eximente completa por el estado en el que se encontraba junto a unos amigos en las inmediaciones de esta discoteca.

Si bien, mantuvo la misma petición de pena que figura en el escrito de acusación, cuatro años y once meses por un delito de homicidio en grado de tentativa, aplicando la rebaja en un grado, ya que la condena del delito oscila entre los cinco y los diez años de prisión, por «su estado parcial de intoxicación» que presentó en los análisis.

Sin embargo, la fiscal retiró la petición de internamiento en un centro de deshabituación de alcohol y sustancias tóxicas por cuatro años y seis meses, ya que está siguiendo un programa de desintoxicación en la prisión en la que permanece desde hace casi dos años para librarse de «su dependencia» a fármacos, ligados a las benzodiacepinas, a drogas como el éxtasis y al alcohol. En este caso, la forense cree que se trata de una buena medida si el procesado «la lleva adecuadamente» y más eficaz que cualquier otra.

La acusación particular se sumó ayer al informe de la fiscal, pero insistió en su desacuerdo sobre la eximente parcial por su estado mental mermado durante la comisión del delito porque cree que los hechos han probado que el acusado «no tenía tan alteradas las facultades porque recuerda los hechos», ya que ayer confesó el apuñalamiento. El abogado está convencido de que «sabía lo que hacía y quería hacer lo que hizo» porque poco antes de la agresión «hubo un primer incidente con un vaso, una huida y una persecución porque quería matar a mi representado».

Según se desprende del escrito de acusación, la víctima echó a correr hacia la calle Cristo de la Luz, el acusado le alcanzó y le asestó la puñalada, pero poco después la víctima se puso en pie y salió huyendo mientras el acusado le persiguió hasta la calle Real del Arrabal, pero cesó en el intento cuando observó que la policía estaba en camino y fue detenido en Alfileritos.

En relación a las pruebas, la navaja la terminaron encontrando los bomberos en el tejado de una vivienda, y se recogió la ropa para identificar la sangre, las huellas y todo lo que pudiera ser significativo en relación a este delito.

La abogada defensora expuso en sus conclusiones definitivas la necesidad de considerar la eximente completa por el estado en el que se encontraba el acusado aquella mañana y dejar la condena en dos años y seis meses, contando además que lleva casi dos de ingreso en prisión.

La última palabra, como manda el protocolo en estos casos, fue para el acusado. Y. B.M.F. se levantó, miró a la fiscal y al abogado de la acusación particular y dio a entender que los forenses habían comentado «que estaba con drogas» e insistió en que era «un drogadicto». Y no supo por qué lo hizo, pero lo hizo. A partir de ahí, será el juez el que emita la sentencia en las próximas semanas.