El Museo Sefardí está de enhorabuena. No solamente vuelve a situarse como el museo estatal con mayor número de visitantes de toda España, sino que ayer demostró ser capaz de congregar a más de doscientas personas en memoria de las Víctimas del Holocausto e incluso consiguió resucitar a Paco Valladares por obra y gracia de las nuevas tecnologías audiovisuales. Buena salud y esfuerzo por parte de un gran equipo con excelentes colaboradores, como la actriz Nati Mistral, son los responsables de una de las agendas culturales más nutridas de toda la ciudad.
Ayer se trataba de celebrar un homenaje dentro de otro homenaje. Por una parte, recordar la memoria de los millones de víctimas de la barbarie nazi (que UNESCO celebra cada 27 de enero); por otra, rendir un sincero homenaje a un gran actor que falleció hace menos de un año casi con las botas puestas. Su participación en el pasado Día Internacional de Conmemoración en memoria de las Víctimas del Holocausto, que tuvo lugar en el mismo escenario, fue su última gran actuación. «Estaba despidiéndose y ni siquiera él lo sospechaba», según han recordado estos días los responsables del Museo.
Nadie mejor que la cantante y actriz Nati Mistral, amiga y compañera de profesión del homenajeado (y con el acompañamiento a la guitarra de Juan Ignacio González, de la peña flamenca ‘El Quejío’), para recordar al gran intérprete sevillano y ser testigo de los dolorosos hechos del siglo XX.
La encargada de abrir el acto, al que asistió el director del Museo Sefardí, Santiago Palomero, fue la catedrática de Literatura Elisa Romero, quien hace solamente unos días ofreció en este mismo lugar una conferencia sobre el horror de los campos nazis desde la mirada de los jóvenes, como Anna Frank. Romero presentó a Valladares a los asistentes como un invitado más. De hecho, estuvo presente gracias a una proyección audiovisual que mostró a los espectadores el recital que ofreció el año pasado. Las doscientas personas que formaban el aforo de la sala de oración de la sinagoga asistieron emocionados a la inconfundible pronunciación del poema ‘Auschwitz’, de León Felipe, que poco más adelante volvió a ser recitado por Nati Mistral. La pieza, que Valladares eligió en 2012 para cerrar su homenaje a las víctimas del Holocausto, ha quedado convertida en una especie de testimonio permanente para futuras ediciones.
Nati Mistral se presentó ante los asistentes como «una madrileña que una vez estuvo en Jerusalén». La cantante y actriz compartió con el público sus experiencias con el mundo judío, desde la extrañeza que le causó encontrar un periódico escrito en ladino hasta la musicalidad que poseen los cantos sefardíes. La protagonista de la tarde, que en cada una de sus visitas a Toledo es acompañada por una pequeña multitud de seguidores -uno de los asistentes al acto fue el dramaturgo Antonio Martínez Ballesteros, a quien el pasado miércoles se le impuso la Medalla de la Ciudad con motivo de la festividad de San Ildefonso-, destacó la dimensión humana de Paco Valladares y su talento como intérprete. «Encantador y guapísimo», le recordó, «por encima de cualquiera de los actores de hoy». Ambos, Valladares y Mistral, están entre los actores más queridos por el público del Teatro de Rojas. Ayer por la tarde, con autores como Manuel Machado como testigos durante más de una hora, quedó demostrada la razón.