Tajo: tres heridas, un sentir social y un debate político

Patricia Pérez
-

Nuria Hernández, especialista en políticas de aguas, cerró ayer el ciclo de conferencias 'Investigando el Tajo' con dos ideas: la necesidad de ver el río como un recurso natural y la esperanza de recuperación

El Tajo puede recuperarse. Éste fue el mensaje que la experta en políticas de agua Nuria Hernández lanzó ayer en la última charla del ciclo ‘Investigando el Tajo’ en la Real Fundación de Toledo. Una posibilidad que pasa por liberar al río de «tres grandes señores», o tres heridas sangrantes, que en los últimos 100 años han ido mermando su grandeza como el cauce más rico y largo de la Península. Y habló así en primer lugar del ‘señor’ del Canal de Isabel II, una entidad que «controla el ciclo integral del agua» tanto en su uso como en los vertidos, tema tabú, pero que degradan hasta tal punto que el río que llega a Toledo es prácticamente inservible. Una segunda herida, también intrínsecamente ligada a esta tierra, es el trasvase Tajo-Segura; dice la experta que ya no es viable el antiguo paradigma de regiones deficitarias y excedentarias, el río debe «llevar el agua que debe llevar», sin más. Recalca que el trasvase ha condicionado la política de aguas del país, incluso motivando «reformas legales que tienen efectos a escala nacional pero con el único objetivo de prolongarlo». Y la tercera herida, la servidumbre del río a las grandes empresas hidroeléctricas, sobre todo en la región extremeña.

Estos tres señores están perpetuando el «paradigma tradicional hidráulico» que considera el agua  sólo como factor de producción y crecimiento económico; sin embargo, y como recoge la Directiva Marco Europea, se debe virar hacia «un nuevo enfoque, hacia la salud de los ecosistemas y una gobernanza más participativa». Y es que, dice Hernández, los ríos «son elementos de vertebración territorial y fuente de vida, aunque en España aún hay mucha resistencia a cambiar de pensamiento».

La ponente terminó con «un toque de esperanza» refiriéndose al despertar en los últimos diez años de la sociedad civil, con un movimiento político por conflictos territoriales. «Ya no hay marcha atrás, se ha puesto sobre la mesa la situación del Tajo, existe una conciencia generalizada  que demuestra que la situación del río es insostenible». Y sí, hay visos de cambio; ya no se habla de grandes trasvases, se fijan reservas en cabecera y caudales mínimos en Toledo y Talavera. «Se están empezando a sentar las bases para un cambio», dice la experta. Porque el órdago para la recuperación del Tajo ya está echado.