El Atlético impone su estilo

AGENCIAS
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Los rojiblancos se adelantan con un golazo de Saúl y defienden el resultado con sufrimiento

Un golazo sensacional de Saúl Ñíguez en el minuto 10 abrió ayer el camino del Atlético de Madrid hacia la final de la Champions, aún pendiente de alcanzar la cima en el duelo de vuelta en el Allianz Arena, tras un ejercicio apabullante al inicio y de resistencia después para doblegar al Bayern de Múnich.

El despliegue rojiblanco fue muy potente; poderoso en ataque en el primer tramo, el del 1-0, y enorme defensivamente en el segundo tiempo, con dos balones al poste, uno para cada equipo, y con una valiosa ventaja final para los ‘colchoneros’ en el primer encuentro: una victoria, un tanto a favor y ninguno en contra.

Los de Simeone lo tenían muy claro. Había una prioridad por encima de todas: ganar. No había mejor fórmula para la vuelta. Ni una sola duda. Ni en ambición, formidable desde el primer minuto, ni en esa intensidad ingobernable, ni en su presión, ni en un inicio tan potente y tan incontestable para los germanos, incrédulos ante tanta agitación. El conjunto del Manzanares quería un gol sí o sí. No había otra perspectiva en su pizarra desde el vestuario ni en su actitud sobre el terreno de juego, impetuosa, descomunal como la cita que tenía ante sí. Lo intentó Saúl Ñíguez y después Fernando Torres con una jugada individual, mientras el Bayern sentía un agobio constante.

 En esas circunstancias, estresantes para el cuadro teutón, Saúl propuso y culminó una acción personal asombrosa. Desbordó a un rival, después a otro, a otro y a otro más. Ya dentro del área, sorteados cuatro adversarios, se perfiló para lanzar un tiro sutil con la izquierda, al otro palo, fuera del alcance de Neuer entre la ‘explosión’ de la grada por un gol y una jugada espectacular de un futbolista de tales condiciones, por potencia, por regate, por fortaleza, por capacidad goleadora...

Primer objetivo conseguido, a los 10 minutos y cambio de registro, sin echarse demasiado atrás, pero más a la expectativa, más preparado para el contragolpe ante la posesión del oponente.

Cuando se trata de defender, de guardar un botín, el equipo de Simeone es una roca. Tocaba sufrir y lo intuía Simeone cuando movía los brazos pidiendo el aliento del público en el inicio del segundo tiempo y lo comprobó el equipo minutos después, con un trallazo lejano de Alaba al larguero. Poco después, Torres también se topó con el poste en lo que podía haber sido el 2-0, pero finalmente el marcador no se movió y tocará defender el 1-0 en Múnich.