Cuatro meses después del cara a cara entre dos candidatos más duro de los últimos años, uno de ellos reconoció ayer su error por el tono empleado en aquella cita. Curiosamente, cuando España está abocada a unas nuevas elecciones el 26 de junio en las que parece, según las encuestas, que no se aclarará excesivamente el panorama político, puesto que el Parlamento seguirá fragmentado. Quien entonó el mea culpa, abriendo así la precampaña electoral, fue Pedro Sánchez que admitió haberse equivocado al decirle a Mariano Rajoy que no era «decente. Eso sí, fueron unas disculpas a medias, puesto que el líder socialista aseveró que su desacierto estuvo solo en las formas, pero no en el fondo. De hecho, defendió que «debería haber utilizado otra expresión» y admitió que, aunque mantiene «discrepancias» con el popular. «Yo también he aprendido de esa campaña electoral», añadió.
«Y una de las cosas que nos dijeron los españoles es que basta ya del ‘y tú más’, que hay que hablar de las cosas que nos unen y no de las que nos separan», reflexionó tras su perdón, aunque insistió en que tras los comicios del 26 de junio, no será posible el entendimiento entre el PSOE y el PP porque «el proyecto de Rajoy es muy distinto», aunque pueda haber consensos en asuntos de Estado. Según Sánchez, «no puede ser que un político y un partido que están asediados por la corrupción sigan gobernando el país».
A pesar de la reiteración de que un posible acuerdo tras los comicios entre las dos formaciones es inviable, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, confía en que el arrepentimiento del líder socialista abra un «nuevo clima» en la relación entre ambos dirigentes.
Ganador. Apenas unas horas después de asumir ante el Rey que no ha podido formar Gobierno, Pedro Sánchez se presentó ante los suyos con «ánimo fortalecido». «El PSOE es un partido ganador y yo voy a salir a ganar las elecciones», remarcó. Ante los diputados y senadores socialistas reunidos en el Congreso, el líder del PSOE les ha pedido que «no hablen de culpas» durante la campaña que se avecina, sino de futuro que merece España, aunque a renglón seguido responsabilizó al líder de Podemos, Pablo Iglesias, de frenar la formación de un Ejecutivo progresista. «Aquellos que se alzaron al grito de no nos representan han acabado no representando aquello por lo que fueron elegidos, es decir, el cambio», lamentó, al tiempo que reivindicó que durante el proceso negociador han sido los socialistas los que han «representado a los no representados» frente la actitud de «bloqueo» de Iglesias.
En un discurso en tono de mitin no exento de incisos intimistas, el madrileño repasó las políticas de izquierdas que su partido ha practicado en la historia reciente de la democracia española frente a los partidos de «seudoizquierda». Así, sigue convencido de que el cambio en España «se aplaza dos meses, pero llegará», por lo que se erigió en garante de la «nueva política», ya que, a su juicio, ésta supone reconocer que el PSOE sigue siendo «fundamental».