«El año que viene, entre todas las loas que serán dedicadas al Greco, creo que debería existir un merecido espacio para Jorge Manuel, su hijo. Los estudios que se le han dedicado son muy escasos y además no sale muy bien parado en ellos en su faceta como pintor, algo que sin embargo a mí me gustaría destacar además de su gran protagonismo como arquitecto».
‘¿Los ojos del Greco?’ fue el título de la charla que otro arquitecto toledano, Guillermo Santacruz Sánchez de Rojas, ofreció en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, concretamente dentro del ciclo que organiza la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de la ciudad en torno al pintor cretense, de quien pronto se conmemorará su cuarto centenario.
El punto de partida de la conferencia, explicó Santacruz, fueron algunas notas a propósito del edificio de la Alhóndiga -situado junto a la ermita de San Leonardo, en las inmediaciones del Palacio de Congresos- y la denominada Puerta de Perpiñán, cuyos restos perviven en el interior del Miradero, en la famosa pintura de la Vista y plano de Toledo. El conferenciante hizo un guiño con el título «a las teorías disparatadas sobre la visión distorsionada del Greco, de quien se llegó a decir que tenía astigmatismo, o que incluso se drogaba con hachís», y aprovechó para destacar un elemento que, a su juicio, a menudo pasa inadvertido en los estudios sobre el pintor: «la participación de Jorge Manuel en muchas obras de su última etapa, incluida la Vista y plano, que yo le atribuyo en solitario por completo».
El veterano arquitecto y numerario de la Real Academia toledana -que no solamente comparte profesión con el hijo del Greco, sino el matiz de haber sido arquitecto municipal de la ciudad- basa sus conclusiones en la precisión de la panorámica, apoyándose en una serie de fotografías a través de las cuales es posible rastrear desde donde se pintó. Fue, según Santacruz, desde las proximidades del actual cementerio, al igual que otras de las vistas de Toledo representadas en las obras de su etapa final muestran la fisonomía del Casco Histórico desde otros puntos de la zona norte. En muchas de estas representaciones, como por ejemplo el Laocoonte -que considera inmortalizado desde el Cerro de Miraflores-, aparece precisamente la Alhóndiga, el gran edificio para el abastecimiento público de grano que tanto ha interesado a este conferenciante.
«Creo que en esta pintura, como en otras que los especialistas vinculan exclusivamente al Greco durante su etapa final, la mano de Jorge Manuel está muy presente». GuillermoSantacruz está convencido de que la mirada que recoge la Vista y plano, conservada en el Museo del Greco, es la de un arquitecto. Y por mucho que el Greco también lo fuera, «su edad era entonces tan avanzada que tengo serias dudas de que sea suya».
Lo que no admite controversia, continuó, es la gran proyección de Jorge Manuel como arquitecto. «Fue muy pragmático, en el sentido de que se veía obligado a introducir muchas modificaciones sobre sus proyectos. Su trabajo en el edificio del Ayuntamiento, que conozco bien, estuvo condicionado por el abaratamiento de la construcción. Toledo estaba en la ruina. Las arcas estaban vacías y sucedía algo muy similar a lo que pasa en nuestros días, con los recortes».
Guillermo Santacruz Sánchez de Rojas, que se despidió reivindicando nuevas miradas sobre este personaje en el 2014, es doctor arquitecto e ingeniero técnico de Electricidad. Fue profesor en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y arquitecto municipal de Toledo. Entre sus reconocimientos destaca la pertenencia, como miembro numerario, a la Real Academia toledana.