Un préstamo del cazador a un competidor de 'El conejo', posible móvil del asesinato

J.A.J./Toledo
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Un psicólogo judicial apunta que Rufino González pudo matar a Antonio Fernández porque éste dio un crédito de 90.000 euros a un prostíbulo que rivalizaba con otro del acusado

A lo largo del juicio por el asesinato del cazador de Belvís de la Jara Antonio Fernández Muñoz, por el que están siendo procesados Rufino González ‘El conejo’ y Flores Alba, han surgido diversas hipótesis sobre los motivos de este crimen. Estas teorías se plantean frente al único móvil admitido por la Fiscalía y la Acusación Particular: el robo del rifle y otros útiles de caza del fallecido, valorados en algo más de 3.000 euros. En la sesión de ayer, un psicólogo del Instituto de Medicina Legal de Toledo planteaba otra motivación del suceso: un crédito de 90.000 euros que Fernández Muñoz otorgó al empresario de un prostíbulo de Talavera de la Reina, que rivalizaba con  otro local similar de la Ciudad de la Cerámica regentado por ‘El conejo’.

Este psicólogo, que declaró como perito ante el Jurado en la sesión de ayer de la vista, recordó que al elaborar el perfil de la personalidad de Rufino González planteó la posibilidad de que hubiera cometido el asesinato como represalia contra Fernández Muñoz. Comentó que supo de la existencia del préstamo por los investigadores de este caso, que también le informaron de que ‘El conejo’ tuvo que cerrar su club de alterne. Por ello, hiló estos datos con un rasgo de la personalidad de este acusado que descubrió tras entrevistarle. Se trata de su acusado carácter competitivo, que habría percibido como una ofensa el crédito que la víctima prestó a un negocio rival. Así lo hizo saber a los responsables de la investigación.

El psicólogo sí descartó otro móvil, que ‘El conejo’ sintiera celos al imaginarse una relación entre su novia de entonces y el asesinado. Para ello, destacó no era «posesivo» en sus relaciones sentimentales debido a sus periódicos cambios de pareja vinculados a la prostitución, negocio en el que contaba con unos 30 años de experiencia. De hecho, durante el juicio se ha sabido que el único ingreso estable que recibía Rufino González antes del crimen eran unos 3.600 euros mensuales por el alquiler de un club de alterne en Algete (Madrid).

El psicólogo detalló que González desarrolló «una vida dura» por dedicarse a las casas de citas. Comentó que presentaba un «trastorno antisocial de la personalidad», a la vista de sus conflictos con las normas sociales y la autoridad. Un compañero suyo no dudó en definir a ‘El conejo’ como un «sociópata», aunque los forenses aclararon que es responsable de sus actos.

‘Flores’ intentó hacerse el loco.

Por otra parte, este psicólogo también descartó que la actuación del otro acusado, ‘Flores’, al participar en este asesinato,  la pueda justificar en un miedo insuperable hacia ‘El conejo’. Afirmó que el carácter callado del primo de Rufino no debía confundirse con una sumisión sin más. Detalló, por ejemplo, que cada uno de ellos hablaban de su participación del crimen  usando el plural ‘nosotros’, incluyendo siempre al otro en la acción. Cosas como estas denotan que los dos acusados desarrollaron el delito «en sincronía», sin que pueda minusvalorarse el papel de ‘Flores’. También dijo de este acusado que intentó falsear el resultado de un test psicológico, haciéndose pasar por un loco, aunque su treta no coló.