El reloj resistente al tiempo de Santa Cruz de la Zarza

J.M.
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La maquinaria antiquísima convierten al reloj ubicado en el Ayuntamiento de Santa Cruz de la Zarza en el segundo más antiguo de la provincia, por detrás del de la Catedral de Toledo

Una escalera angosta y retorcida conduce a la torre del coqueto Ayuntamiento de Santa Cruz de la Zarza, donde permanece guarecido un reloj más antiguo que el castizo de la Puerta del Sol o el flemático Big Ben de Londres. Un reloj resistente al tiempo, quizá la cualidad que menos se valore en estos tiempos de aceleraciones. Se desconoce la fecha de elaboración, pero los indicios apuntan a un pasado muy pretérito que no ha sido capaz de detener el avance de las agujas.

Allí, en el techo de un Consistorio hermosamente encalado, se esconde a la vista una joya de la relojería de la provincia. Allí, suenan las campanadas del mediodía y empieza a girar todo el engranaje, que funciona a la perfección. Un ejemplar con toda su maquinaria que se remonta al siglo XVII o XVIII y que maduró en la iglesia de Santiago.

Desde hace más de un siglo, acompaña los pasos de los vecinos de esta población perteneciente a La Mesa de Ocaña en la plaza; tanto, que a día de hoy con dispositivos de todo tipo que marcan la hora, jóvenes y viejos detienen su camino a la altura de la plaza de la Constitución para ver el avance paulatino de este veterano compañero de viaje.

El alcalde de Santa Cruz de la Zarza, Tomás Lorenzo, advierte de que se trata de una joya de la relojería y de las infrecuentes visitas a la torre; menos aún, desde que hace poco más de 25 años unos relojeros convirtieron el mecanismo en mecánico y resultaba ya innecesario que Jero y Julián, los dos empleados municipales encargados, subieran cada 24 horas para dar a la manivela.

El maestro e investigador de la Historia local Maximino Sánchez atribuye el origen del reloj hacia el año 1650 y recalca que, en su origen, se localizaba en la torre de la iglesia de Santiago, ubicada a unos pasos del edificio consistorial, donde encontró una de las pesas de este aparato.

Uno de los enigmas del reloj se centra en el origen de la campana, puesto que tiene características románicas y sería, por tanto, notablemente anterior al resto de la maquinaria. El conjunto de hierro fundido con bronce muy resistente se parece al modelo conocido en el sector como ‘Sistema Canseco’, aunque sea anterior a este tipo de montaje que se dio en España en el siglo XIX.

El relojero Javier Castillo, natural del municipio conquense de Tarancón aunque residente desde hace 32 años en Santa Cruz de la Zarza, participó en la última restauración del reloj, en 1989. Junto con su padre, Fernando, y sus hermanos Fernando y Jesús trabajaron cuatro meses -después de las fiestas de Nuestra Señora del Rosario y antes de Nochevieja- en la reparación para dejar la maquinaria niquelada.

Con una tasación propia aproximada de 100.000 euros, este experto subraya que se ve incapaz, por otro lado, de poner un precio a este tesoro de Santa Cruz de la Zarza, cuya restauración hace 25 años costó cerca del millón de pesetas (6.000 euros), concretamente 888.000 pesetas.

Después de la restauración de la maquinaria, Jero y Julián ya no tenían que subir hasta la torre del Ayuntamiento para dar cuerda al reloj; se había convertido en automático. Y fue con «el motorcito de una lavadora» como recuerda el relojero, quien subraya que este aparato estaba «superdesgastado». Todo, eso sí, «respetando la antigüedad» del aparato, tal y como le inculcó en el taller familiar de la localidad de Tarancón su padre, fallecido el pasado día 7 de abril.

celebración nochevieja. El reloj sigue imparable segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, hasta llegar cada 31 de diciembre a la celebración de Nochevieja. Allí, la gran mayoría de Santa Cruz de la Zarza se rinde de nuevo a este centenario compañero para festejar un Año Nuevo con la ingesta de las 12 uvas, tal y como se ha repetido desde el inicio de la tradición en la capital española.

Después, siguen avanzando las manijas mientras los toros de fuego entretienen a unos vecinos que se seguirán deteniendo en la plaza de la Constitución para alzar la vista y comprobar que todo está en orden en la torre del reloj de Santa Cruz de la Zarza.