Tráfico de drogas y armas en el Ejército

J. Monroy | TOLEDO
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El teniente represaliado por el Ejército Luis Segura denuncia una serie de casos de homofobia, tráfico de drogas y de armas, y de ocultamiento de suicidios en el seno de las Fuerzas Armadas

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El Círculo de Arte acogió ayer la presentación del último libro del teniente represaliado por el Ejército, Luis Gonzalo Segura. La novela Código Rojo llegó a la ciudad de la mano de Podemos, en el seno de una charla debate sobre la situación de las Fuerzas Armadas.

Unas Fuerzas Armadas, denunció Segura, en las que se dan situaciones de homofobia, tráfico de armas y de drogas, y en las que se tapan los casos de suicidio. El exmilitar (expulsado del Ejército tras la publicación de Un paso al frente, y en espera del recurso de readmisión en el Tribunal Supremo), recordó el caso de los 127 kilos de cocaína descubiertos hace dos años en el buque Juan Sebastián ‘el Cano’. «Esto es un episodio muy grave porque la cocaína se iba a distribuir en España, y demuestra que no es un episodio aislado, porque la mecánica de las organizaciones criminales no es arriesgar tantos kilos de cocaína en un primer envío», valoró. Tras esto, en diciembre de 2015 un arrepentido afirmó que en el buque había más de cincuenta personas implicada en el tráfico de droga durante varios años. Además, Segura recordó la detención en Almería de un camión de la Legión con doscientos kilos de hachís y dos tenientes coroneles de la Guardia Civil implicados en diferentes organizaciones de narcotráfico, «es decir, tenemos un problema muy serio con el narcotráfico, especialmente en las unidades de la Armada y en las de Ceuta y Melilla».

Más allá Segura afirmó que «tenemos una serie de personalidades vinculadas al tráfico de armas en este país, a las que les interesa que las Fuerzas Armadas sigan estando como están». Recordó los episodios de robo de armas en Badajoz y la detención de un coronel de la Guardia Civil en una red que vendía armamento militar en el mercado negro. Pero, a su juicio, «todo esto es la punta del iceberg de algo muy serio».

Presiones para no cambiar. Si en su primer libro Segura denunciaba la corrupción en las Fuerzas Armadas, en Código Rojo aborda idénticas situaciones en todo lo que le rodea. Existen, apunta, grupos de poder que las utilizan para el tráfico de drogas y de armas. Como ejemplo, el militar represaliado recordó que durante las últimas semanas se ha conocido una cuenta en Panamá de Miguel Blesa «y servía para realizar venta de armas a diferentes países, entre ellos, la Libia de Gadafi». En noviembre de 2013, continuó, el juez Silva denunció que tenía correos electrónicos que vinculaban a Blesa, Aznar y Agag con el tráfico de armas. Es decir, «hay una serie de personajes muy oscuros que se están lucrando a nuestra costa».

En consecuencia, apunta Segura, hay grupos de poder que no quieren que se modernicen las Fuerzas Armadas. Recordó la relación de las personas cercanas a Juan Luis Cebrián con una cuenta en Panamá y negocios relacionados con el petróleo y Sudán del Sur. «Y Sudán del Sur es un país a día de hoy prácticamente en Guerra Civil, y es evidente que existe un entramado de diferentes personas que se están lucrando», explica. También recuerda las relaciones con cuentas en Panamá de Felipe González o la familia real.

La solución debería ser modernizar las Fuerzas Armadas civilizándolas. Hoy son un estado dentro del Estado, con su propia justicia, órganos de control, policía, educación, sanidad o lugares de veraneo. Todo ello, afirmó Segura, debería desaparecer. También debería desmilitarizarse la Guardia Civil. En definitiva, las Fuerzas Armadas deberían ser un organismo integrado dentro del Estado, siguiendo el camino de los países avanzados, como Alemania y Reino Unido.