La Maestranzadescubre el temple deÁlvaroLorenzo

Dominguín
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Cortó una oreja del primer novillo y perdió otra por la espada, en una tarde que dio una gran dimensión en puertas a su alternativa

Mientras que sus paisanos estaban sacando a la Virgen del Valle, Álvaro Lorenzo pisaba por primera vez el dorado albero de la Maestranza sevillana. Presentación y despedida como novillero del toledano en Sevilla ante un encierro del Parralejo que estuvo a punto de dejarle tocar la gloría del cielo andaluz.

Abrió su capote Lorenzo para recibir al primer astado de la tarde y dio un recital de toreo por verónicas aclamadas por el entendido público maestrante. Con la muleta, el joven novillero fue haciendo al novillo, que se fue afianzando en la arena y creando una obra de arte con mayúsculas. Se le vio solvencia, capacidad, torería y temple, bendito el temple de la muleta de Lorenzo, heredado de los toreros que el Tajo baña sus tierras y que son capaces de llevar cosidos a su muleta los pitones del burel a cámara lenta.

Muy profundo el toreo con la derecha, ligando muletazo tras muletazo que hicieron arrancar la tan deseada banda del maestro Tejera, que presagia siempre las buenas faenas del coso del baratillo. Fue todo entrega y variedad, pues no dejó nada en el tintero en esta faena, pues por naturales bordó la torería y ya en el epílogo se puso a escasos centímetros del astado con la muleta a la espalda, por bernadinas que  levantaron los oles y las ovaciones de un respetable entregado y rendido a la labor del próximo matador de toros.

Esta vez sí que se remató la faena como los cánones y se fue Lorenzo tras la espada con fe, enterrándola hasta los gavilanes en todo lo alto. Cayó sobre el albero el del Parralejo y la petición de trofeo fue un clamor correspondido por el usía, que flameó sobre la barandilla el pañuelo blanco que le concedía una oreja de oro. La paseó con parsimonia y torería por la arena recibiendo los agradecimientos de los entendidos aficionados sevillanos que cubrieron más de la mitad del aforo, así como de los seguidores incondicionales de Lorenzo que se desplazaron hasta la capital del Guadalquivir a ver este festejo.

Con la ilusión de refrendar un triunfo casi seguro, desplegó las telas de su capote y meció las embestidas del novillo al que fue sacando verónica tras verónica al centro del ruedo, donde puso la firma del recibo con una media que hizo explotar a los asistentes en una gran ovación. Brindó al respetable este novillo y se fue genuflexo a comenzar el trasteo, ayudado por la bondad inicial del burel y por el buen hacer del espada que llevó sus embestidas con temple.

Esta fue la característica fundamental de este capítulo de la tarde, el prodigioso temple de Lorenzo, que dio importancia a la faena donde se le vio las cualidades y la técnica aprendida por el toledano que está a las puertas de la alternativa. Cuando toreó con la mano baja, el respetable crujió en oles e incomprensiblemente la música no tocó, quizás por haberla pedido algún aficionado, cosa inusual en Sevilla. Pero poco le importó al novillero, que toreó de manera magistral a una res que embestía al paso y que fue templado y acompasado a su pañosa que acariciaba la arena al tiempo que mecía la embestida del utrero.

La profundidad de la faena estuvo en los trazos de mano baja y rematando los pases en la cadera por ambos pitones, rompiendo la embestida y demostrando su capacidad. Pero otra vez la cruz de Lorenzo se hizo presente y lo que hizo cortar su primera oreja le privó de otra segura que le hubiese permitido salir en volandas del coso maestrante. Una pena, pues hubiese sido un broche de oro a su paso por Sevilla, pese a lo cual ha dejado su impronta como novillero y seguro que en próximas temporadas pisará el dorado albero en corridas de toros.

Lorenzo, que está en las puertas de la alternativa del próximo 14 de mayo en Nimes, tiene su próximo compromiso en Las Ventas en plena feria de San Isidro el lunes 9, donde se medirá a Ginés Marín y Varea.

En Sevilla estuvo acompañado en el cartel por el propio Ginés Marín y Pablo Aguado, quienes estuvieron bien dentro de la tauromaquia que cada uno procesa. Mejor el extremeño, que incomprensiblemente no fue premiado con la oreja del segundo que quedó en una vuelta, mientras las demás faenas se saldaron con ovaciones del público sevillano, que se divirtió en esta entretenida novillada del mes de mayo en la Maestranza.