Un proyecto toledano, seleccionado para la próxima Bienal de Venecia

Adolfo de Mingo | TOLEDO
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Se trata de la restauración de Callejón de Menores 12, fruto de la colaboración entre elConsorcio y la Escuela de Arquitectura

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La rehabilitación del edificio situado en el Callejón de Menores 12, fruto de la colaboración entre el Consorcio de la Ciudad de Toledo y la Escuela de Arquitectura de Castilla-La Mancha, ha sido seleccionada para formar parte del Pabellón Español en la próxima Bienal de Venecia, el encuentro internacional más importante del mundo en el terreno de la arquitectura. El proyecto, titulado ‘Re-Habitar’, ha sido presentado por la Escuela de forma conjunta con el objetivo de implicar simbólicamente a todos sus miembros, tanto al claustro de profesores como a los 250 alumnos que hasta la fecha han pasado por sus aulas.

El origen de esta intervención, explica el arquitecto José Ramón González de la Cal -su principal impulsor desde un primer momento, junto con Javier Bernalte, también profesor de la Escuela-, fue una jornada técnica del Consorcio organizada a finales de 2011 en las Cuevas de Hércules. En ella ambos coincidieron con otros profesionales que también dan clases en Arquitectura, como Blanca Lledó. «La Escuela acababa de empezar y surgió la posibilidad de rehabilitar el edificio, una casa-patio señorial de los siglos XVI-XVII con algunas peculiaridades, como trazas romanas en los sótanos y 800 metros cuadrados de alfarjes policromados».

Su propietario, Honorio Martín, lo había puesto en manos del Consorcio al no poder hacer frente a los costes que suponía la restauración. Este organismo lo ofreció a los profesores de la Escuela, los cuales proporcionaron a sus alumnos la mejor aula posible. Las obras se iniciaron en 2012 y tuvieron desarrollo en tres fases.

«Se trata de una obra hecha paso a paso, en la cual se han revisado todas las intervenciones (e incluso transformaciones) realizadas en el edificio hasta mediados del siglo XX, cuando estuvo aquí la sede del Colegio de Veterinarios», según De la Cal.

Durante tres años, hasta la finalización de los trabajos el pasado 29 de junio, un núcleo de profesores y alumnos trabajaron en atajar los problemas de sustentación del edificio y en poner de manifiesto sus elementos a través de lo que la memoria de la intervención ha recogido como «una cirugía poco invasiva».

‘Re-Habitar’ -cuya puesta en valor en 2016 coincide con la primera promoción de alumnos de la Escuela- convierte la casa-patio del pasado «en una oportunidad para la reflexión y la verificación de otras pautas posibles de intervención en la ciudad histórica», según la memoria descriptiva enviada a la Bienal de Venecia. «Garantizar la supervivencia del tejido alveolar de Toledo nos lleva de forma ineludible a indagar sobre los procesos de rehabilitación más viables desde la racionalidad constructiva», proceso siempre complicado en ciudades como ésta, en donde «se han ido sedimentando y entremezclando las técnicas, materiales y modos de hacer de cada momento de su existencia».

En este caso, el edificio de Menores 12, ejemplo de «arquitectura mestiza y valiosa» -con nivel de protección «P» dentro del catálogo del Plan Especial delCasco-, concentra restos de opus caementicium romano en la cimentación del sótano. Sus fábricas, aljibe y pozo son medievales, mientras que alfarjes policromados, yeserías, pinturas y pilares ochavados del patio datan de los siglos XVI-XVII. Los suelos hidráulicos y de olambrilla -las pequeñas piezas de azulejería entre baldosas- son más recientes.

«El proceso de ruina que había experimentado la casa le había llevado a presentar la cubierta y parte del primer piso arrumbados, con una amenaza más que probable de hundimiento y desaparición», prosigue la memoria. El primer paso consistió en asegurar la estabilidad resolviendo la sustentación mediante un esqueleto de madera de conífera para proporcionar sostén a la casa y asumir las deformaciones adquiridas a través del tiempo por la estructura original. Este exoesqueleto, recogido en la imagen superior, parte de los cuatro pilares ochavados del patio y se va adaptando, «como un árbol, según las necesidades de la obra y los imprevistos a lo que va surgiendo, hasta llegar a la cubierta». Los responsables de la intervención han puesto el acento en la importancia del patio, «el mejor invento de arquitectura de poco coste energético, captador de sol en invierno y disipador de calor en verano». No en vano, una de las líneas de trabajo de la joven Escuela de Arquitectura de Castilla-La Mancha profundiza, a través de la Cátedra Manuel de las Casas, en los recursos ofrecidos por este modelo de construcción tradicional.

Si la obra del Callejón de Menores 12 hubiera sido fruto de una rehabilitación convencional, prosigue la memoria, todos aquellos elementos estructurales arruinados se habrían sustituido. «Esta operación tenía el riesgo de la desaparición y deterioro de alfarjes en su fase de desmontado para reparación», algo que los responsables evitaron a toda costa.

Por el contrario, resulta especialmente interesante el conjunto de elementos constructivos que fueron localizados en el proceso y que el promotor y los artífices decidieron mantener, como «cúmulo de uso y vida en la piel de la casa. Son texturas y huellas que la rehabilitación convencional obvia y ciega, en búsqueda de una belleza rejuvenecida falsa como una cara acartonada sin arrugas».

De la experiencia, concluye la memoria presentada en Venecia, «emergen nuevos métodos de proyecto en el patrimonio histórico, y otras formas de abordar la rehabilitación, desde la gestión hasta la ejecución real, que puedan ser exportables como modelo a otras situaciones de la ciudad». La obra delCallejón de Menores 12, en este sentido, «no pretende responder de forma universal a las cuestiones cruciales de la conservación y regeneración del tejido urbano residencial de Toledo; más bien pretende ser  un laboratorio en el que se ensayen algunas cuestiones relacionadas con la cuestión del re-habitar, una experiencia seguramente exportable como modelo a otras situaciones en la ciudad». Un «re-habitar» con su correspondiente «re-escalado de cómo el urbanismo debe afrontar el crecimiento de la ciudad: Frente al urbanismo devorador de suelo, este proyecto apuesta por la transformación de lo ya existente». Un proyecto que responde por completo a la convocatoria de esta Bienal, cuyo Pabellón de España tiene precisamente como lema la expresión «Unfinished».

«La idea -explica el arquitecto José Ramón González de la Cal- es potenciar la arquitectura que aprovecha los recursos al máximo, en lugar de las soluciones megalómanas que, por desgracia, tanto han abundado». El proyecto de Callejón de Menores 12, en este sentido, se integra dentro de categorías como «Inserciones», «Adaptable» o «Estructuras», propuestas para participar en la prestigiosa muestra, la cual dará comienzo el próximo mes de mayo. El jurado calificador que decidió incluir este proyecto dentro del Pabellón Español estuvo formado por su comité científico, formado por Santiago de Molina, Jacobo García Germán y Ángel Martínez García-Posada, y por los comisarios del mismo, Iñaqui Carnicero y Carlos Quintáns.

El importe total de la obra ascendió a 411.334,82 euros. Durante la primera de sus tres fases, por 89.379,75, se sustentó el edificio y recuperaron las cubiertas; en la segunda se realizaron los cerramientos y acometidas de instalaciones (165.088,72 euros), mientras que en una tercera se trabajó en las instalaciones interiores y en la ligera rehabilitación de los elementos de interés (167.341,77 euros).