El temple de David Mora triunfa en Leganés

Dominguín
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El torero de la localidad toledana de Borox, que se encuentra en el año de su reaparición, ha vuelto a triunfar cortando tres orejas

Está claro que la fiesta nacional interesa; y más si cuando al principio de esta temporada se programa una corrida de toros que hace congregar a casi 7.000 aficionados que salieron encantados de un gran espectáculo. Para ello, Jorge Arellano, empresario con raíces toledanas, organizó un festejo extraordinario con muchos alicientes en Leganés.

Para la ocasión se embarcó una corrida de correcta presentación de la ganadería de ‘Buenavista’, que fue colaboradora, aunque tuvo un toque de emoción que no le puso las cosas fáciles a los espadas. No obstante, se fueron al desolladero sin ocho de las doce orejas que portaban, por lo que sirvieron de manera eficiente para el triunfo que se buscaba.

El toledano no lo dudó y se puso de rodillas para recibir con dos largas cambiadas al burel al hilo de las tablas, tras lo cual se incorporó y con su buen manejo con el capote lo toreó de manera primorosa por verónicas muy suaves y mecidas al compás de sus muñecas, con lo que el público se metió de manera inmediata de parte de David Mora, que volvió a deleitar al respetable con un variado quite al toro entre caleserinas y chicuelinas, todo ello rematado por una larga que enloqueció al personal.

El toro, que tenía una gran calidad y nobleza, llegó al último tercio con las cualidades perfectas para triunfar y Mora, sabedor de ello, no bajó la guardia, empezando a torear sin enmendarse con estatuarios de infarto que fueron abriendo paso al torero hasta llegar a los medios del ruedo, rematando allí su recibo muletero con un cambio de mano al ralentí que paró los relojes.

Sobre todo demostró seguridad en sí mismo y quietud, por lo cual, a sabiendas que el pitón derecho era el del éxito, cogió la pañosa y se dedicó a torearlo largo, muy largo, con temple, mucho temple, ganándole constantemente el paso al burel para que siempre viese el trapo rojo y repitiese una y otra vez. Otro aspecto fundamental de la faena fue la verticalidad con la que el torero quiere ahora transmitir el torero; con ello le imprime a sus faenas un sello exquisito y de pellizco. Luego llegó el apunte final de su gran faena, con un ramillete de manoletinas ajustadas que antecedieron a la estocada entera y efectiva que le valieron para que la presidencia le otorgase las dos orejas del bravo toro de Clotilde Calvo.

A su segundo oponente David Mora salió a recibirlo con el capote de manera primorosa, pues el toreo a la verónica en las manos del de Borox es especial y otra vez fue sublime, aunque el toro se iba quedando corto e iba a menos desde su salida. Combinó el recibo capotero con chicuelinas que antecedieron a la suerte de varas. Tras entrar al caballo, Mora volvió a torear con el capote con temple y suavidad con el capote por verónicas, gustando a los asistentes. Cuando cogió la muleta, tuvo que intentar atemperar la brusquedad inicial del toro, toreándolo con un temple prodigioso en la verticalidad de sus muletazos. Luego ya se dedicó a tirar del astado, acomodando la embestida del burel a la pañosa, que se arrastraba por la arena de manera extraordinaria. La pena fue que el animal se acabó y todo se quedó en el intento, que acabó con esfuerzos y parabienes de forma que tras la estocada le valiese para cortarle otro apéndice para su cuenta personal, que le valió para salir a hombros de la plaza de toros de Leganés.

En este toro destacó con los palos el banderillero de La Iglesuela Fernando Sánchez, que fue ovacionado al parear de manera soberbia al toro, que fue lidiado muy profesionalmente por Otero.

Le acompañaban en el cartel los hermanos Rivera Ordoñez, Francisco y Cayetano. Toreros de tirón taquillero y mediático. Por una parte, Paquirri quedó inédito con el encastado primero, con el que no se entendió, pero enmendó en el cuarto desarrollando su peculiar tauromaquia, valiéndole para cortar dos orejas del animal.

Cayetano igualó en trofeos a David Mora, con un toreo de valor y pundonor, dando la cara y llegando de manera efectiva a los tendidos. Cayetano tiene un concepto muy peculiar del toreo y particular que lo está desarrollando y mejorando, llegando a tirarse a matar de verdad y de frente a sus oponentes. Cortó tres orejas, dos del tercero y una del que cerró el festejo, posibilitando la llave para la triple salida a hombros de los tres espadas ante un público enloquecido y comprometido que se divirtió de lo lindo en una tarde que demuestra que la tauromaquia interesa.