La vivienda ya no se sitúa en el centro, el protagonismo se lo lleva la comunidad. Bajo esta nueva percepción, el arquitecto Mario Yory, experto en Desarrollo Integrado sobre Topofilia y Urbanismo Participado', aseguró que "el arraigo y la pertenencia" a un barrio cobran fuerza en los nuevos modelos de desarrollo que priman la convivencia entre los habitantes. El trabajo conjunto de las administraciones, los agentes sociales y los propios vecinos asegura mejores espacios de convivencia. Tras esta ponencia, la psicóloga Susana Camacho, coordinadora del proyecto de intervención social de la Fundación Secretariado Gitano en la Cañada Real explicó "las peculiaridades" de un territorio, donde habitan 8.000 personas, que pertenece "a cuatro municipios distintos" con diferentes planes urbanísticos que, entre otras cosas, complican la legalización del asentamiento irregular.