Cae una piedra de la fachada de la Catedral desde 40 metros

C.M.
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Los bomberos tuvieron que deslizarse con cuerdas para acceder a la zona afectada por encontrarse sobre una de las cornisas que tuvo que sanearse al «tener algunas partes un poco sueltas»

La Policía Local recibía, a las siete y media de la mañana del domingo, un aviso de los servicios de limpieza municipal en la que daban cuenta del desprendimiento de una piedra -de gran tamaño- de la fachada de la torre de la Catedral en la que se encuentra la Campana Gorda. En esos momentos, acudieron al lugar agentes de la Policía Local y del cuerpo de Bomberos para acordonar la zona y proceder a la limpieza, saneamiento y consolidación de la zona afectada.

La fortuna -la hora del desprendimiento y el día festivo- propició que no se produjeran daños personales aunque no evitó el susto de los operarios municipales que por allí acababan de pasar en su camión en ese momento. Tal y como explicó el sargento de Bomberos de Toledo, una vez asegurada la zona de transito, el equipo desplazado procedió «a inspeccionar el estado» de la parte de la fachada afectada comprobando que «existían algunas partes sueltas y con potencial riesgo de desprendimiento».

Por ello, informó Antonio Peinado, se «saneó la parte en la que se había desprendido la piedra y se consolidaron las zonas que estaban sueltas». De hecho, los bomberos retiraron «una columna que estaba estructurada en tramos y un poco suelta» que se ha dejado en una de las ‘terrazas’ de la torre para su posterior reintegración.

No en vano, los servicios municipales estuvieron en contacto con los responsables de la Catedral y con el personal de mantenimiento de la misma, que fueron los encargados de «recoger el material desprendido» que previamente había sido depositado en bolsas por parte de los bomberos. Y que, indicó el sargento, «por ser este edificio un Bien de Interés Cultural» las partes desprendidas han sido «rescatadas» para su posterior colocación. Trabajo que, claro está, deberá ejecutar la propiedad de la Catedral que, por cierto, no contó con ningún representante en el lugar.

La labor desempeñada por el cuerpo de Bomberos de Toledo tuvo cierta complejidad porque «el brazo articulado» de su camión no llegaba al lugar afectado que se encontraba a cerca de 40 metros de altura. Por ello, tuvieron que acceder al mismo «mediante rápel» y el habitual sistema de cuerdas, aunque sí se llegó con el brazo articulado «a una cornisa situada más abajo del lugar del desprendimiento» que tuvo que ser «retirada y consolidada para evitar riesgos mayores».

Tras dos horas de intervención, antes de la media mañana de abrió la zona al tránsito pero se estableció un perímetro de seguridad en la calle Arco de Palacio, en torno a la torre de la Catedral, mediante la instalación de unas vallas destinadas a impedir el paso bajo la zona del desprendimiento.

Y es que, aunque «a priori la seguridad estaba garantizada» en el lugar tras la actuación de consolidación y saneamiento de los bomberos, Peinado apreció que «la fachada, contemplada con detenimiento y de cerca, presenta algunas fracturas y zonas en las que la piedra caliza no se encuentra en buen estado de conservación».

Sobre la posible causa del desprendimiento, y aludiendo a que la Catedral «tiene los años que tiene», ha podido deberse a que minutos antes de la caída tuvo lugar una pequeña tormenta de aire y lluvia, lo que pudo acelerar el proceso de desgaste de la pieza.

 

«Vamos a elaborar los informes oportunos, que serán trasladados a la propiedad, para que este tipo de cosas no vuelvan a suceder».

La alcaldesa de Toledo y el concejal de Seguridad Ciudadana acudieron a la zona acompañados por el arquitecto municipal para conocer la intervención efectuada por los bomberos y para contemplar el estado de la zona afectada. En este sentido, Juan José Pérez del Pino anunció que desde el Consistorio se «elaborarán los informes oportunos que daremos de conocer a la propiedad con el fin de que este tipo de cosas no vuelvan a suceder» y que se «tomen las medidas necesarias» para evitar desprendimientos. Y eso que en esta ocasión y por suerte, «no han ocasionado ninguna desgracia personal ni material, más allá de la caída de la piedra».

No en vano, el arquitecto municipal estuvo analizando el lugar «para ver si podemos actuar antes de la redacción del informe» una vez finalizaron los trabajos de inspección y consolidación de una zona muy transitada.