Andreas Lubitz estrelló «voluntariamente» el Airbus tras encerrarse en la cabina

AGENCIAS
-

En solitario. El 'segundo' de la aeronave inició el descenso después de bloquear el acceso al comandante

Giro dramático en la investigación del trágico accidente de avión que, el pasado martes, truncó la vida de 150 personas en Los Alpes franceses. Posiblemente, de entre todas las hipótesis barajadas desde que se conoció el impacto, ni el más cruel guionista cinematográfico hubiera imaginado un relato similar al que dio ayer la Fiscalía de Marsella que agrava aún más, si eso es posible, el dolor de los familiares y allegados de las víctimas. «Creemos que el copiloto quiso destruir el avión voluntariamente», señaló tajante el representante del Ministerio Público encargado del caso, Brice Robin. Una frase que dejó poco margen a la interpretación, salvo la puntualización de que en la acción de Andreas Lubitz, como se llamaba el presunto autor de la masacre, «no hubo ni trasfondo ni motivación terrorista», según confirmó el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière.

En un ejemplo de transparencia, «es lo que me han pedido las familias», remarcó, el fiscal que narró cómo fueron los últimos minutos del Airbus A320 que se estrelló en Les Trois Evêchés, en los Alpes franceses, poco después de partir de Barcelona con destino a Düsseldorf. Una historia engarzada a través de las transcripciones del contenido de la caja negra recuperada del avión siniestrado, el denominado registro de voces en cabina (VCR), que ya fue investigado por expertos de la Oficina de Investigación y Análisis de Francia (BEA).

Así, según contó Robin, durante los 20 primeros minutos del viaje, la conversación entre el piloto y su segundo de a bordo fue «distendida». Nada hacía presagiar entonces la tragedia. Después, como es habitual, el profesional al mando recitó el plan de vuelo previsto, a lo que recibió «breves» respuestas de su subordinado. Todo en orden.

A continuación, cuando se supone que el avión superaba ya los 38.000 pies (unos 11.582 metros), el comandante «pidió al copiloto que tomara al mando» porque iba a salir de la cabina, probablemente al servicio. En ese momento, comienza el macabro plan llevado a cabo, supuestamente, por Lubtiz.

Cuando el segundo de a bordo se queda solo, manipula el botón de Sistema de Control de Vuelo para «accionar» el descenso del aparato. Un hecho que, según el fiscal, solo se puede hacer de «manera voluntaria», descartando así un posible desvanecimiento del copiloto. Además, Robin explicó que en la grabación se oye continuamente «respirar con normalidad» al joven alemán de 27 años, lo que, «a priori», descartaría que sufriera algún problema de salud.

Sin respuesta.

El comandante de la aeronave regresa a su puesto, llama a su compañero desde un interfono, se identifica, pero no tiene respuesta alguna de su segundo. «El copiloto, según el audio, estaba vivo», señaló el fiscal, antes de explicar que no respondió ni a las llamadas de su compañero ni a las alertas de radio ni tampoco activó un «transpondedor» que habría permitido que la aeronave se convirtiera en un avión «prioritario» para recibir ayuda.

 Existe un procedimiento de emergencia que permite a un tripulante abrir la puerta desde fuera, pero esa posibilidad puede bloquearse desde el interior de la cabina. Un sistema de seguridad que se implantó tras los atentados del 11-S. El copiloto, a tenor de los golpes en la puerta y de la imposibilidad del piloto para entrar en el habitáculo, también habría bloqueado el acceso. Finalmente, el aparato tocó un talud y terminó estrellandose en la ladera de una montaña. En cuanto a la situación del resto de tripulación y los pasajeros, el fiscal explicó que «solo se dieron cuenta de que algo extraño ocurría en el último momento». «Los gritos solo aparecen en los últimos segundos de la grabación», apostilló.

Sobre el copiloto, Robin lo identificó como Andres Lubitz, de nacionalidad alemana y con todas las certificaciones en regla y que llevaba varios meses volando con aeronaves de la compañía. «Un profesional «100 por 100 apto para volar. Sin peros ni matices», tal y como remarcó Carsten Spohr, el presidente de la matriz de Germanwings, firma que fletaba el vuelo, la alemana Lufthansa.

No obstante, el periódico alemán Der Spiegel publicó que el copiloto interrumpió su formación profesional durante 2009 por una posible crisis nerviosa o depresión, pero a su vuelta se verificó su aptitud, tanto física como psicológica.

Doble golpe.

El representante del Ministerio Público confirmó, además, que las familias de las víctimas, muchas de las cuales homenajearon a los fallecidos en un lugar cercano al accidente, fueron informadas de los resultados de las investigaciones, que añaden «más rabia e impotencia» a los familiares y allegados de las víctimas, según el coordinador de emergencias del Consejo General de la Psicología de España, Javier Torres. Mientras, los parientes del piloto y copiloto fueron llevados a un lugar separado al del resto.

En cuanto al operativo de rescate de los cadáveres podría extenderse entre 10 a 15 días, según un portavoz de la gendarmería en Seyne-les-Alpes. En este sentido, los investigadores intentan establecer y confirmar ya la identidad de los restos mortales recuperados hasta ahora en un laboratorio instalado de forma provisional en las cercanías de la montaña.