Nuevo acoso vecinal en las 148 Viviendas de Río Yedra

J. Monroy
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La puerta de la casa de una vecina aparece de madrugada machada con excrementos, con orín en el suelo de todo el rellano. La Policía le recomienda una mediación con su vecino

Aunque algunos tratan de minimizarlos u ocultarlos (Gicamán ha llegado a proponer públicamente un ‘comité de antirumores’ que controlen las noticias que salen de su seno), lo cierto es que los problemas sociales y los enfrentamientos vecinales se reproducen con cierta frecuencia en las viviendas sociales en el barrio del Polígono. El último incidente se ha producido este fin de semana en las 148 Viviendas de la calle Río Yedra. Unos residentes se encontraron al despertarse el domingo por la mañana con los desagradables regalos de su puerta de la casa embadurnada de excrementos y todo el rellano orinado.

Así se lo ha comunicado la vecina afectada a la Policía, quien le ha recomendado que trate de solucionar en una mediación el conflicto que tiene con un vecino al que ya en su día denunció por agresión y que podría haber sido el causante de estos actos. El caso es que la mujer, que recientemente ha enviudado, advierte que teme una reacción violenta de su vecino si le llaman a juicio. Más allá, apunta que «no es normal que tenga que vivir con miedo y no pueda salir sola a la calle». Porque «vivo con miedo, a cualquier ruido que oigo ya estoy saltando de la cama, con el ojo siempre abierto por las noches».

Espera que, haciendo pública su situación, los responsables de Gicamán se percaten de la situación, y traten de buscar soluciones. Sus responsables, apunta, «saben lo que hay aquí de sobra», porque ha habido altercados también entre otros vecinos.

Problemas en las 148. Más allá de las dificultades de convivencia, continúan los problemas físicos en la urbanización de las 148 Viviendas, propiedad de la Junta a través de Gicamán.

La persona afectada denuncia que en su propia vivienda se ha caído al suelo un radiador. Varios meses después, Gicamán todavía no ha dado respuesta y no lo ha colocado. Al parecer, denuncia, se debe dinero al seguro, y nadie da respuesta. Mientras tanto, llegará el frío y se teme que su hija y su nieto tengan que pasar un invierno muy frío en esta habitación.

En lo que a la urbanización se refiere, continúan rotas las dos puertas del garaje, con lo que puede entrar a la urbanización cualquier persona. Hay también rellanos de escaleras sin luz, pero no porque se fundan las bombillas, apunta la vecina, sino porque está mal hecha la instalación, y «no hay nadie que lo arregle», dado que no hay dinero en la comunidad de inquilinos y la propietaria de las viviendas, Gicamán, les ha comunicado que no va a volver a arreglar nada. Además, «la cosa va a peor, se están rompiendo las tejas y se está rompiendo todo».