Textos irreverentes

I.P.Nova / Toledo
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El autor Miguel Ángel García-Sánchez presentó ayer, en la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha, 'Putesía'. En su segundo trabajo el escritor ahonda en la belleza de las cosas «feas de la vida»

Un verso libre dispuesto a ser descubierto. Una encadenación de frases en la que la belleza no se esconde tras el amor y los tópicos de un mundo ideal, sino que emana de las verdades más crudas y la cara más fea de la vida. Así es Putesía el último trabajo de Miguel Ángel García-Sánchez que presentó ayer en la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha. 
«El libro nace como una provocación. Hay quién dice que un creador debe de  contar lo bello y lo dulce de la vida pero no todo es alegría. Al contrario, está llena de porquería», asevera el poeta que, con estas 144 páginas busca agitar mentes con la otra cara de las cosas. «Debemos revolver las conciencias de quién escucha, observa o lee. Hay que poner de manifiesto las cosas desagradables de la vida, porque en lo feo también hay belleza», explica.
Pero, García-Sánchez no quiere adelantar que hay de ‘feo’ en Putesía pues, para cada uno de sus lectores, habrá una cosa que les levante más sentimientos encontrados que otra. El desamor, el despecho, el olvido, la traición, la muerte... Muchos sentimientos que harán al lector encontrar lo bello en lo más feo. Y es que, con un tono poético lleno de belleza, el autor investiga sobre la otra cara de la vida en una obra áspera y desgarrada en la que el pudor no tiene lugar.
La parte más visual de su trabajo es el acompañamiento fotográfico de sus líneas. «Las instantáneas no complementan los trabajos sino que ayudan a provocar. Sólo en algunos casos conjuntan al verso que acompañan, pero en la mayoría de ellas intento que se provoque al lector. Creo que hay una falta de libertad muy latente en el siglo XXI y que todavía nos acompaña», se lamenta. Para el escritor su trabajo no es un libro sexual, como sí podrían serlo Versos Negros, su anterior trabajo. Con Putesía, Miguel Ángel García-Sánchez intenta denunciar la falta de libertad social que acompaña al ser humano en todos los actos de su día a día. Y es que, como dice el autor, «no hay peor censura que la que uno mismo se pone».