Puso el acento en el hecho de que «este año, el del XXX aniversario como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, la calidad del espectáculo no ha estado a la altura» y «merecía una apuesta más ambiciosa». Entre otras cuestiones, Martín de Eugenio destacó que «proyectar simultáneamente en dos fachadas opuestas desconcertó a los asistentes, porque era imposible observar las dos a la vez».