El lujo de la cerámica hallada en la ciudad

D.P.
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El Museo Ruiz de Luna, con motivo de la celebración del XX Aniversario de su inauguración, presentó ayer dos bandejas de escotaduras de cerámica que aparecieron durante la excavación arqueológica realizada en la plaza del Pan en el año 2002.

El Ruiz de Luna celebra mañana su XX Aniversario desde que un 14 de febrero de 1996 abriera sus puertas para convertirse en todo un referente nacional e internacional de la cerámica. Veinte años después, la instalación dio el pistoletazo de salida a un año repleto de actividades para ensalzar su importancia con la presentación de dos bandejas de escotaduras procedentes de una excavación arqueológica en la ciudad que datan del siglo XVIII.

El arqueólogo Domingo Portela fue el encargado de explicar a todos los presentes la historia de estas dos piezas restauradas que cuentan con «una cierta calidad y demuestran el poder adquisitivo del momento». Las dos bandejas aparecieron durante la excavación realizada en el actual edificio de la Cámara de Comercio de Toledo situado en la Plaza del Pan en el año 2002. Se encontraban en un basurero a un metro de profundidad, sin embargo los arqueólogos muy pronto descubrieron que habían sido unas piezas muy codiciadas  en la época puesto que previamente ya habían sido reparadas.

Dichas piezas aparecieron durante la excavación de la Estancia A, que se identificó con una bodega de los siglos XVI-XVII, que una vez abandonada en el siglo XVII, fue utilizada como basurero doméstico durante todo el siglo XVIII. Allí aparecieron entre otros desechos, huesos, vidrio, carbón, una gran cantidad de loza de Talavera así como cerámica común como es el caso de cántaros, pucheros, vasos y cuencos.

Estas dos bandejas están hechas a molde  y cocidas dos veces, una en barro y otra con la pieza ya decorada para protegerla del humo y las cenizas. Su altura es de 8,5 centímetros, de largo 41,5 y 27, 5 de ancho. Su forma es ovalada y destaca que en el interior y la base se aprecian marcas de los atifles, que se utilizaban para que las piezas no se pegasen con otras en el horno.

Su pintura es muy llamativa y atractiva. Ambas están pintadas en policromía, con pincel y en su interior representan escenas de caza y lucha entre animales. Unos temas muy representados a finales del siglo XVII. En ellas se puede apreciar claramente una de las técnicas más empleadas durante el Barroco como es el miedo al vacío, por lo que toda la bandeja se convierte en un soporte pictórico.

En las dos piezas el ala se decoró con una greca de hojas de acanto encadenadas en forma de eses. Por su parte en el reverso se imitó las porcelanas chinas con  cuatro motivos vegetales independientes colocados de manera simétrica. Unas obras de arte que dejan entrever el gran valor que tuvieron estas piezas en el momento en el que se realizaron.

Este tipo de piezas de vajilla de uso múltiple, sólo debían utilizarse en grandes ocasiones y hay que considerarlas como un producto de lujo dirigido a las clases más favorecidas de la sociedad de la época que las exponían en las alacenas como símbolo de riqueza. En una de ellas se pudo demostrar que algunos fragmentos del ala estaban unidos por lo que el aprecio que tenían en aquel momento por ellas era muy importante.

Estas bandejas de escotaduras fueron reproducidas por Centro Cerámico para la inauguración del edificio de la sede de la Cámara de Comercio de Toledo situado en la plaza del Pan y junto con el resto de materiales, que aparecieron durante la excavación, forman parte de un proyecto promovido por este organismo en el que se contempla, entre otras actuaciones, una exposición itinerante y la publicación de los trabajos de arqueología. Un pedazo de historia que el Ruiz de Luna acogerá dos meses.