El escudero de la reina

Sergio Miguel
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Fernando Rey se convirtió en una pieza clave en la victoria de Vanessa Veiga en Madrid

El escudero de la reina - Foto: EFE/Emilio Naranjo

Fernando Rey es algo más que el atleta que sale en las fotografías de la llegada del Maratón de Madrid 2013 por detrás de Vanessa Veiga celebrando un triunfo como si fuera suyo. De hecho, gran parte de esa espectacular victoria le corresponde a él, aunque como fiel escudero cede todo el protagonismo a su cuñada.

El atleta toledano recorrió los 42.195 metros -no se puede restar ni uno de ellos porque todos fueron determinantes- junto a la deportista del Adidas en un plan que, al cumplirse, condujo al éxito. De hecho, se convirtió en el principal apoyo de Veiga en los momentos críticos para creer en que era posible ganar en El Retiro y reconoce que «todavía estoy alucinando con todo y para mí es una manera nueva de vivir el mundo del deporte».

Tanto su hermano Julio como él demostraron que «el atletismo también es un deporte de equipo y en las últimas seis semanas vimos que podía ser una forma eficaz de sacar todo el partido que tiene Vanessa». Y es que, ante todo, insiste en hacer hincapié en que «por mucho que alguien te marque un ritmo, el deportista debe tener piernas y fuerzas para seguirlo». Quizás, el profundo conocimiento que tienen de ella como entrenadores resultó clave para que saliera a pedir de boca toda la estrategia de la carrera.

Entre los detalles que desvela Fernando Rey, el primero a destacar es que «no sabíamos si mi hermano podía aguantar toda la carrera, porque su lesión le podía obligar a parar, por lo que yo llevaba anotados en el brazo todos los ritmos para no perderme».

Con todo, aunque «pensábamos que las africanas se marcharían y a nosotros nos iba a tocar ir remontando en la segunda parte», se encontraron con que «se reservaron y estuvieron con nosotros hasta el medio maratón», punto en el que, por cierto, se retiró la liebre de la etíope.

En ese instante, «decidimos ir detrás de las dos africanas -Girma y Hunduma- para estudiar cómo marchaban». Por las conversaciones en inglés que mantuvieron y determinados signos «como la sudoración o los gestos al correr, supimos que una de ellas se iba a quedar pronto», algo que se produjo cuando «Julio volvió a tomar la cabeza después de cazarlas».

Como Girma aguantaba, «volvimos a dejar que ella tirase porque se me pasó por la cabeza que estuviera haciendo una táctica, pero en el 32 cambió tan fuerte que se marchó tirando a bloque». Este derroche en la parte más dura de la carrera «nos hizo pensar en que podía decaer en los últimos kilómetros», pero en ese momento fue cuando se produjo el momento crítico de la carrera.

El toledano recuerda que «perdimos a Julio en una subida por culpa de su lesión y comenzaron los kilómetros más duros para nosotros, del 34 al 36, porque Vanessa lo estaba pasando mal». De hecho, revela comentarios que «se hacen cuando piensas en tirar la toalla, preguntando si venía la tercera».

En ese momento, entró en juego la mentalidad de Fernando Rey para animar a Veiga con una palabras que se demostraron ciertas al final: «Le dije que la tercera no venía y que la carrera todavía no estaba cerrada». Llegó la hora de empezar a mirar las diferencias y ver si la toledana conseguía recuperarse del bache físico, comprobando que la ventaja de Girma subió a estar por encima del minuto.

Sin embargo, todo cambió cuando «del kilómetro 38 al 39 vi que la etíope iba por el final de la calle y notaba que Vanessa estaba algo mejor, por lo que decidí subir poco a poco el ritmo para ver si se reducía la distancia sin que ella lo notase mucho». Así hasta que a falta de un kilómetro «estaba a unos 20 segundos y le dije que se había muerto, que o ganaba en Madrid en ese momento o nunca».

No se quedaron ahí los consejos de Fernando, que alentó a Veiga en el sprint final. «Ahí le dije que no pensara, que ejecutara», se sincera, al tiempo que recuerda que «los últimos metros fueron una histeria y si no hubiera ido lanzadísima no hubiera cazado a la etíope antes de la meta».

Una vez en la llegada, se alegró hasta el punto de considerar que «ha sido uno de los días más grandes que nos ha dado el atletismo por toda la mezcla de emociones». De hecho, admite que «hemos roto nuestra maldición con Madrid, porque mi hermano y yo por fin hemos terminado esta carrera; y eso que mi padre en los días anteriores nos lo recordó». De hecho, es la primera vez que «acabo un maratón, después de no poder tampoco con los de Viena y Rotterdam».

Pero, por encima de todo, este triunfo deja para los Rey la enseñanza de que «la unión es fundamental en el deporte y lo primordial es que éramos un equipo». Algo que «también sentimos desde que montamos la escuela TrainingRey y nuestros atletas también se han volcado con su ayuda».

En cuanto a su actuación final, en el puesto 21, le da ánimos de cara al futuro. «Tengo una espina clavada con el Nacional de Albacete, pero no sé si me dará tiempo a prepararlo», asegura un Fernando Rey renovado, puesto que su papel de técnico «me motiva más que volver al profesionalismo». Aunque deja un mensaje: «Que no te digan que no se puede».