Cipriano también facilita las comuniones

J. Monroy | TOLEDO
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En el nuevo reparto mensual, además de una bolsa de ocho kilos de alimentos, el 'Amigo de los Pobres' facilitó leche, dulces y trajes de comunión

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Se acerca mayo, y con él, la época de comuniones. Cipriano González, el ‘Amigo de los Pobres’ lleva casi un mes repartiendo entre los más necesitados trajes de comunión. El éxito ha sido tal, que ya casi no quedan trajes de niña, y apenas una treintena de niño. Cipriano explicaba ayer durante el reparto mensual, en el que también hizo entrega de algunos de estos trajes, que ha podido distribuirlos gracias a la generosidad de algunos comerciantes de la ciudad, como Balmaseda o Almacenes León.

Cientos de personas necesitadas acudieron ayer a la puerta del ‘Amigo de los Pobre’ para recoger su ración mensual de comida. Era una bolsa de ocho kilos de alimentos no perecederos, a los que se sumó leche, pan de molde, dulces y los mencionados trajes de comunión. «No podemos echar más comida, porque no aguantan las bolsas, llevan ocho kilos, más la leche, hay dos mil y pico cajas, y el dulce, gracias a De la viuda, que nos ha mandado cientos de kilos», explicaba el ‘Amigo de los Pobres’ durante la entrega de alimentos.

La quimera de la recuperación. Al inicio del reparto había casi seiscientas personas haciendo cola a la puerta de Cipriano, perfectamente ordenadas gracias a su número. Los primeros, sin embargo, llevaban casi desde el amanecer. No sería la primera vez que alguien es queda durmiendo en el coche a la espera de que el ‘Amigo de los Pobres’ le dé alimentos. Además, el reparto se prolongó hasta tarde, y como explicaron los voluntarios, por la tarde la llegada de gente sigue siendo gradual. En ocasiones, hasta el punto de que han llegado a repartir mil quinientas bolsas. Son personas solitarias y familias enteras, de todas las razas y procedentes de muy distintos lugares de España y el extranjero.

«Hay gente que realmente se encuentra mal, y vienen todos los meses», explicaba ayer Cipriano delante de la cola. Para él la palabra «recuperación» es una quimera, que de momento «yo no lo noto, y ojalá llegue cuanto antes, porque lo suyo es que la gente gane su sueldo para mantener su casa».

Para organizar todo esto y repartir con rapidez los alimentos, cuarenta personas colaboraron ayer desinteresadamente con Cipriano. Habitualmente son siete los voluntarios que colaboran, casi cada día, en la recogida y colocación de alimentos, pero en momentos de reparto como el de ayer, su número también se multiplica. Cipriano insiste en que toda esta labor sería imposible sin ellos.