Roberto Jiménez Silva: «La revolución viene conmigo a la Real Academia»

J. Guayerbas
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Diez años de académico y ahora tiene por delante cinco para demostrar que otra visión es posible en esta institución centenaria. «Es un cambio que todo el mundo pedía», confiesa

Profesor del actual presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, cercano a responsables de lo público, y prejubilado desde hace un par de años. Sin llamarle de usted y amigo del trato cercano, «no me trates como a un político, pues no lo soy», el profesor Roberto Jiménez Silva, académico desde 2005, tiene por delante cinco años para demostrar que otra visión es posible en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, la Rabacht.

Satisfecho, feliz y respaldado por la amplia mayoría de académicos. El nuevo director de esta institución centenaria abría por primera vez la puerta de la nueva sede en el número 20 de la calle de la Plata el pasado 2 de julio. Desde entonces todo ha sido un no parar, eso sí, con un paréntesis para viajar por el Norte, siempre, empapándose de cultura y de arte, en esta ocasión de la mano de Jeff Koons, Jean-Michel Basquiat y Shahzia Sikander en el Guggenheim de Bilbao.

Con Jiménez Silva la Real Academia avanza hacia el siglo XXI, oxigenando una institución ligada a la Casa de Mesa desde 1917. El cambio de sede a la calle de la Plata, junto al cambio en la dirección, son, sin duda, los hitos que ya marcan el futuro de la Rabacht.

Y así, entre risas, pero con la seriedad que le caracteriza cuando se tratan temas de calado, el director de la Real Academia hace un paréntesis en la visita guiada por la nueva sede para sentenciar que con él se avecina un quinquenio de cambios.

«La revolución viene conmigo», dice sin vértigo para apostillar que las cambios siempre deben ser bienvenidos. «Es un cambio que todo el mundo pedía, y parece que ha llegado el momento», explica consciente de que un siglo de historia en la Casa de Mesa, donde académicos de hoy han pasado décadas de su vida, «no se puede olvidar» por lo que intentarán que el cambio sea lo menos traumático posible.

El edificio que antaño albergó la Sindicatura de Cuentas del Gobierno regional ya no es un continente frío de oficinas, el arte y la cultura han llegado para quedarse al menos durante los próximos 20 años. Una gestión que la Rabacht debe al equipo del historiador Ramón Sánchez González, director de la institución durante los últimos cinco años.

Ahora, para Jiménez Silva todo es Rabacht. «Mi cabeza no para, y encima tengo la suerte de poder dedicarme 24 horas a la Real Academia», explica con multitud de proyectos en la mente y una idea clara: «aunque la dirección dirige, el pleno de la Rabacht es soberano y todas nuestras iniciativas deben pasar por ahí».