Fallece en su celda el acusado de la muerte de su cuñada

la tribuna
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José Antonio Carrión ha sido encontrado muerto en su celda. Protagonizó un intento de suicidio a los pocos días de la muerte de Isabel Laureana. Su familia defendía su inocencia

redacción / toledo

José Antonio Carrión, en prisión provisional acusado de un presunto delito de asesinato por la muerte de Isabel Laureana Cebrián tras su inculpación, ocurrido en 11 de enero de 2016, y que era el hermano del marido de la víctima, en libertad desde octubre de 2016 aunque con cargos y tras abonar una fianza de 20.000 euros, ha sido hallado muerto en el interior de su celda. 

Fuentes de Instituciones Penitenciarias se han limitado a confirmar el hallazgo del cuerpo sin vida de este interno, que ingresó en el penal de Ocaña en noviembre de 2016 como presunto autor de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento y que, además, reconoció haber cometido el delito.

Estas mismas fuentes han afirmado que, de momento, se desconocen las causas de la muerte y que será el juzgado de guardia el que se encargue de practicarle la autopsia e indicar las causas del fallecimiento.

Y es el juzgado de instrucción número 1 de Ocaña el que ha abierto las diligencias previas por el fallecimiento del preso preventivo que como primera medida, y antes de las dos de la tarde, fueron el levantamiento del cadáver y la autorización para la práctica de la autopsia. Este prodecimiento judicial por el que investigarán las causas de la muerte de José Antonio Carrión nada tiene que ver con el motivado por la muerte violenta de Isabel Laurena. De hecho tendrá que ser el jugado de Quintanar encargdo de esta causa el que determine el procedimiento a seguir una vez que el juzgado de Ocaña ponga en su conocimiento la muerte por causas no naturales de José Antonio Carrión, hasta el momento único acusado de la muerte de su cuñada dada la puesta en libertad -aunque con cargos y en calidad de investigado- de su hermano Javier marido de la víctima.

Isabel Laureana Cebrián fue hallada muerta por su marido, con cuarenta puñaladas, en su domicilio de Quintanar cuando éste regresó a su casa entre las siete y las siete y media de la tarde del lunes 11 de enero. Precisamente las dudas que surgían de la línea temporal de los hechos relatados por el marido, fue una de las razones por las que Javier, el marido, se situó en el centro de las investigaciones. Así, ese mismo día, fue detenido y tras prestar declaración judicial, ingresó en prisión provisional hasta finales de octubre, después de una lucha de recursos por parte de su abogado, si bien fue puesto en libertad aunque se mantiene como investigado.

Isabel Laureana Cebrián era una mujer muy querida y conocida en el pueblo, donde había sido concejala del Partido Popular entre los años 1999 y 2003 y, además, impartía catequesis a los niños de la localidad.

El fallecido,José Antonio Carrión, se había declarado culpable  tras varios meses desde el hallazgo del cadáver de Isabel Laurena en un acto que su familia no acababa de comprender. Uno de sus hijos, el menor, Manuel Carrión, hablaba  hace cinco meses con La Tribuna y defendía sobre todas las cosas la  inocencia de su padre que, afirmaba, «no sabemos qué encubre».

«he sido yo».  José Antonio Carrión -en prisión desde noviembre de 2016 tras haberse confesado autor de la muerte de Isabel Laureana Cebrián el 11 de enero en Quintanar de la Orden-se había cerrado a hablar de este hecho con su familia. «No sale de sí mismo y de repetirse ‘he sido yo, ‘he sido yo’, ‘he sido yo’», lamentaba su hijo Manuel que definía como «completamente incongruente y absurda» la confesión de su padre cuyo único objetivo era exculpar a su hermano Francisco Javier, que fue puesto en libertad con cargos en octubre de 2016 tras abonar una fianza de 20.000 euros.

José Antonio Carrión protagonizó un intendo de suicidio a los pocos días del hallazgo del cadáver de su cuñada y de que se decretara el ingreso en prisión de su hermano como presunto culpable de la muerte de Isabel Laureana. Un acto que su hijo, en la conversación con La Tribuna achacaba a «lo blando que ha sido siempre, no pudo con la imagen de mi tía en el suelo completamente ensangrentada». Y es que, apuntaba Manuel, su padre acudió el día del trágico suceso al domicilio de su hermano y cuñada y al ver a Isabel Laureana «se tiró a abrazarla».

Manuel Carrión defendía la inocencia de su padre y aseguraba que la autoinculpación se debía a su carácter. «Al ser así, como ha sido siempre, intenta proteger a alguien... Es lo único que me viene a la cabeza». Porque no sólo él, su madre (la mujer) y su otro hermano, están convencidos de la inocendia de José Antonio Carrión que ayer aparecía muerto en su celda de la cárcel en la que permanecía desde hace un año y nueve meses y en la que recibía las visitas de su familia en las que, aseguraba Manuel en febrero,  cuando le preguntaban «por qué», «él no deja de decirse ‘he sido yo’, ‘he sido yo’, ‘he sido yo’». Su hijo menor creía que lo único que intentaba su padre era «exculpar a mi tío y que salga del caso».

El hijo pequeño de José Antonio Carrión temía el juicio con jurado al que se enfrentaría su padre en unos meses, y  no porque no crea en su inocencia, sino por la especie de mantra que se repite y transmite cada vez que le preguntan autoinculpándose.

«Cuando una persona se culpabiliza por mucho que quiera hacer tu abogado no puede... Es lo jodido de la situación, que no se quiere ayudar», declaraba un desolado Manuel que no dejaba de mostrarse «orgulloso» de su padre.