Crece el cerco al 'Brexit' de May

SPC
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Los conservadores amenazan con tumbar en el Parlamento el proyecto de la primera ministra para el 'divorcio' de la UE y exigen que se celebre un nuevo referéndum sobre la salida del país

Faltan cuatro meses para que se haga efectivo el Brexit, pero cada vez está más en el aire que el divorcio británico de la UE pueda llevarse a cabo. Y no solo porque el Reino Unido y las autoridades europeas no consigan llegar a un acuerdo, sino porque en el seno del propio partido de Theresa May crecen los enemigos que ponen en jaque la salida.

La división entre los conservadores amenaza a la premier y a su proyecto para llevar a cabo la ruptura. Los detractores del conocido como plan de Chequers siguen aumentando y cada vez son más las voces que aseguran que el Parlamento se opondrá a dicho proyecto.

La exministra de Educación Justine Greening avisó ayer de que la Cámara rechazará el texto que lleve May al Hemiciclo, por lo que reclamó que se celebre un nuevo referéndum sobre el futuro del país dentro o fuera de la UE, una idea que ya han puesto sobre la mesa en numerosas ocasiones los laboristas o, incluso, exdirigentes como David Cameron o Tony Blair.

Greening, que estuvo en el Gobierno de Cameron y es firme partidaria de la permanencia en el bloque comunitario, no dudó en asegurar que la primera ministra «no lo conseguirá» al ser preguntada sobre si el plan del Brexit será ratificado en Westminster.

«Nos deja con menos influencia, con menos controles sobre las normas que tenemos que seguir y con menos credibilidad como país ante el resto del mundo, porque verán que estamos preparados para inos con un mal acuerdo y no tendríamos que hacer eso», explicó.

El ex primer ministro Gordon secundó estas palabras y se mostró convencido de que se celebrará una segunda consulta.

«No puedo decir cuándo se producirá, lo que sí creo es que habrá un referéndum en algún momento», manifestó el laborista, que incidió en que «la situación ha cambiado» desde el plebiscito de 2016.

Mientras, el líder del ala más euroescéptica del bloque tory, Jacob Rees-Mogg, hizo un llamamiento para que los ministros de May «ejerzan su autoridad» y rechacen el plan de Chequers, si bien negó que su petición signifique hacer un «motín» contra la mandataria.

«Cualquier política tiene que ser aceptada por el Gabinete y el Gabinete debería ejercer su autoridad y decir: ‘Todo lo que hemos oído hasta ahora sobre el plan del Brexit simplemente no funciona, el Parlamento no lo aceptará», explicó.

También Andrea Leadson, líder de la Cámara de los Comunes y una de las grandes promotoras del divorcio, volvió a insistir en que el Reino Unido no puede ser retenido contra su voluntad en un acuerdo aduanero con la Unión Europea y avisó de que los diputados no apoyarán un escenario en el que la nación británica no pueda decidir marcharse «cuando lo decida».

Desde Bruselas no llegan mejores noticias para la jefa del Ejecutivo de Londres, ya que, pese a que se han intensificado las conversaciones para intentar cerrar un acuerdo entre las partes, las autoridades comunitarias constataron que sigue habiendo «importantes diferencias», principalmente en el asunto de la frontera irlandesa.

El jefe negociador europeo, Michel Barnier, informó de que hay «un diálogo intenso en marcha», pero que el pacto «no se ha logrado todavía».

Entre tanto, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, planteó a May la celebración de una segunda consulta para que el Reino Unido pueda volver a la Unión Europea en un futuro, después de haberse oficializado el divorcio entre ambas partes, para el que espera un acuerdo en diciembre. 

«Si yo fuera Theresa May, convocaría un segundo referéndum sin duda», expresó. «Me gustaría que el Gobierno británico convocase un segundo referéndum. No quiero decir ahora, sino en un futuro, de forma que pueda volver a la UE. De otra forma, pero de vuelta a la UE», precisó. 

El socialista, que calificó al Reino Unido como «un maravilloso país», lamentó que la salida de Londres del proyecto comunitario es «una gran pérdida» para las dos partes, y confió en que la decisión pueda «reconsiderarse» en el futuro. 

Para Sánchez, Londres ha ejercido una «influencia positiva» en el desarrollo del club europeo, pero afirmó que ha entrado en un camino de «ensimismamiento» que «no va a ser bueno ni para el Reino Unido ni para Europa».