Casi siete años después de la intervención de CCM por el Banco de España, ayer arrancó el juicio oral en la Audiencia Nacional contra sus máximos responsables, su expresidente, Juan Pedro Hernández Moltó, y su exdirector general, Ildefonso Ortega. Una primera jornada en la que ambos acusados señalaron al propio Banco de España como parte del problema. Ni habría avisado del riesgo de intervención ni les habría dado soluciones para evitar la caída.

Hernández Moltó basó buena parte de su defensa en este argumento, como ya hiciera durante la fase de instrucción. Durante las tres horas que duró su declaración, el expresidente de la caja regional no se cansó de repetir que el Banco de España «no me comunicó oficialmente» que estaba investigando a CCM desde la primavera de 2008, cuando comenzaron a saltar las primeras alarmas. No obstante, sí estaba al tanto de esta observancia. Y es que, durante seis meses hubo un equipo de inspectores a diario en la sede de la caja, a la vista de todos.

La única comunicación oficial -es decir, por escrito- que recibió Moltó alertando de la mala situación financiera de CCM habría sido a través de un requerimiento del supervisor fechado el 21 de octubre de 2008, en el que se instaba a la entidad a tomar medidas de saneamiento y dotar los créditos en riesgo serio de impago. La «única en nueve años», insistió.  Después poco más. Según dijo, solo participó en una reunión a final de ese año en la sede del Banco de España. Allí se habló oficiosamente de fusiones -CCM trató sin éxito de entrar en Unicaja- y  se presentó un proyecto de viabilidad elaborado por Asesores Financieros Internacionales (AFI) que el regulador no quiso recepcionar. Y nada más hasta un día antes de la intervención, el 29 de marzo de 2009. «Créame, el Banco de España no se relacionaba conmigo tomando café, ni oficial ni oficiosamente», «no nos dijo que dábamos pérdidas», explicó a preguntas de la acusación, en concreto, de la ejercida por Liberbank, entidad a la que ahora pertenece la antigua CCM tras su liquidación.

No hay que olvidar que uno de los delitos del que se acusa a Moltó es el de falseamiento de cuentas anuales. En este sentido, el que fuera por un tiempo secretario general de los socialistas castellano-manchegos, negó la mayor e insistió -como luego hizo Ortega- en que el documento que llegó y se publicó en la Ceca no era oficial, al no estar aprobado ni por la Comisión Ejecutiva ni por la Asamblea de CCM. «Nunca hubo intento de ocultación», «era una propuesta provisional», afirmó.

En este sentido, justificó los millones que ‘bailan’ entre la cuentas publicadas por la Ceca antes de la intervención -con un beneficio de 29 millones - y las definitivas aprobadas ya por el Banco de España -con 192 millones en pérdidas-, en que se le había pedido al regulador trasladar las «minusvalías» al patrimonio neto de la entidad, valorado entonces en más de 800 millones. Como insistió Moltó, «nosotros teníamos confianza en que teníamos recursos suficientes» y así constaba en varias auditorías externas realizadas ese mismo año 2008, según reiteró.

Y aquí llega la segunda crítica de Moltó al Banco de España, no sólo no informó de la situación, sino que tampoco dio soluciones. Según el expresidente de CCM, el regulador nunca contestó a esta propuesta de ‘salvar’ las pérdidas con el patrimonio de la entidad, ni tampoco tenía herramientas para inyectar liquidez a CCM,  que sufrió una «campaña mediático-político-social»  que le costó una masiva retirada de fondos. Unos 3.000 millones en dos meses, según calculó. «20 días después de la intervención, el Banco de España creó el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB)», ironizó. Un fondo que, a su juicio, podría haber dado una salida «menos traumática» a la caja.

En su opinión, con la intervención de CCM se «sobreactuó».

una reina madre. El segundo pilar de su defensa fue su nula potestad ejecutiva dentro de la caja. Según dijo, como presidente su labor era «institucional», dar la imagen de «estabilidad» y tener «presencia pública».  «No trataba, me relacionaba», «era como la reina madre», «mi papel era de animador sociocultural», argumentó en diversos momentos de su declaración.

Tras criticar la figura de presidente «cuasiejecutivo» que le otorgó el Banco de España en su informe de intervención, aseguró que nunca interfirió en las decisiones de los «ejecutivos», ni tampoco «les aconsejó». «Era ilegal», «¡Dios me libre de ello!», exclamó. «Ni jamás comenté con ellos casos concretos de clientes».

En este sentido, también negó haber tenido un peso ‘extra’ en las reuniones de la comisión ejecutiva. Según explicó, las operaciones que se aprobaban en este órgano de gobierno venían avaladas por el comité superior de riesgos de la caja, donde había «profesionales como la copa de un pino». «Teníamos confianza en el equipo directivo», por eso, preguntado sobre las operaciones de riesgo que asumió CCM y por las que perdió millones -como el caso Portillo-  se limitó a insistir en que las operaciones llegaban al Comité Ejecutivo «se entendían que eran viables y recuperables». «Si no nos fiáramos del Comité superior de riesgos, apaga y vámonos».

cuentas en las caimán. Uno de los puntos más curiosos de su intervención tuvo que ver con las Islas Caimán. Desde la acusación ejercida por Adicae (Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas) se le culpó de estar detrás de una cuenta en este paraíso fiscal, abierta para dar cobertura al lanzamiento de preferentes.

En este punto, Moltó advirtió de que «la idea no fue mía, mía fue la contraria, ya me imaginaba los titulares: ‘Moltó abre unas cuentas en las Caimán’». No obstante, «era perfectamente legal», aclaró. En este punto hay que recordar que CCM suprimió estas preferentes antes de que estallara el escándalo en el que sí se han visto envueltas otras entidades, como la actual Bankia.

El juicio se retoma hoy a las 10 de la mañana y de nuevo estarán citados a declarar tanto Hernández Moltó como Ortega.