Sólo queda la portada de la calle del Ángel 2

C.M.
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El inmueble ya demolido, cuyo acceso todavía se encuentra en la Calle del Ángel, constaba de cuatro crujías en torno a un patio central

 

El proceso de demolición que, a instancias del requerimiento emitido por el Ayuntamiento, se ha desarrollado en el destacado inmueble de la calle del Ángel ha dejado a la vista algunas piezas de especial interés arqueológico que, en la medida de lo posible, quedarán conservadas en el Museo de Santa Cruz. 

Los trabajos iniciados en agosto, que han contado con el consiguiente control arqueológico, han evidenciado la importancia de un edificio ubicado en la conexión de esta calle con Caños de oro que, ya en 2006, contó con una valoración arqueológica. El informe, elaborado por Arturo Ruiz Taboada y Beatriz Martín Eguiguren, fue encargado con el fin de establecer las líneas de actuación de cara al proyecto de desmontaje de las estructuras en mal estado de los edificios localizados en la Bajada del Ángel 2 y Caños de Oro 1. Finalmente la intervención prevista no ese produjo y el inmueble, ya muy ruinoso e inseguro, ha terminado por ser demolido.

Por estar situado en una vía principal de la ciudad, este espacio ha sido atendido durante años por investigadores que, ante su lamentable estado de conservación, no han podido profundizar en el estudio de un inmueble cercano al ubicado en la calle Caños de Oro, 3, en el que se localizó un fragmento de sefer Torah. Edificio, sostiene el informe de valoración arqueológica, que «pudo estar en su momento conectado con el demolido» al residir en plena Judería y al estar  identificados por Passini estos dos conjuntos de casas con una posible escuela rabínica o midrash.

Sobre los datos recogidos en el inmueble principal, cuyo acceso se encuentra en la Calle del Ángel, constaba de cuatro crujías en torno a un patio central y en su portada lo más destacable es el cordón franciscano que enmarca la misma, enmarcado a su vez por una cenefa con motivos vegetales y una leyenda de caligrafía gótica, siendo los capiteles blasonados. Debido a lo ruinoso del inmueble, a la gran cantidad de basura acumulada y la constante sensación de inseguridad que acompañó la elaboración del estudio, sus autores no pudieron desarrollar hipótesis de trabajo de cara a la comprensión histórica de los edificios afectados.

Por ello, se ha considerado necesaria la preservación de esta pequeña portada al contener una evidente valor porque se trata de uno de los escasos ejemplos de portada gótica con inscripción que aún se conserva en la ciudad. El texto, aunque difícil de descifrar, recorre el exterior de la bordura del ático en su totalidad, a excepción del campo de un pequeño escudo del que nada se conserva y que en los primeros años del siglo XX había sido seccionado ya por la mitad.

vicisitudes del edificio. Fue en noviembre de 2015 cuando el Ayuntamiento publicó una primera orden de ejecución por el estado del inmueble, sucediéndose  las multas coercitivas durante el siguiente año y la redacción de informes técnicos que abundaban en la situación de ruina. Pero tuvo que llegar febrero de 2017 con un decreto de Urbanismo que declaró la ruina del edificio, ordenándose el 29 de diciembre del mismo año la demolición del inmueble «por razones de seguridad, salubridad y ornato». El coste que entonces se preveía para la operación estaba en torno a los 53.000 euros.

Ha pasado más de año y medio, en el que se ha ido tramitando la licencia de obras necesaria para la demolición, desde que se concedió el 14 de febrero de 2018 hasta que, finalmente, fue demolido el pasado mes de agosto.