Un cretense en viñetas

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Carlos Rodrigo, Beatriz Moreno-Cervera y Pedro Iznaola son los autores de un trabajo que visiona a un Greco «inimitable, original y convencido de sí mismo».

Un cretense en viñetas - Foto: David Pérez

E l programa confeccionado en torno al IV Centenario de la muerte de El Greco ha sido el desencadenante de un trabajo «muy grato» en el que la vida del cretense se descubre en viñetas de cómic. La editorial Celya y la Sociedad de Eventos Culturales El Greco se pusieron en contacto con Carlos Rodrigo para elaborar una publicación que, en el texto ha sido escrito con Beatriz Moreno-Cervera y en la ilustración con Pedro Iznaola.

El proceso de creación, que para Rodrigo «ha sido más sencillo de lo previsto en principio», se sustentó en «la relación de amistad mantenida con los otros dos autores» y en «las ideas claras que marcamos desde el principio». Así, y aunque algunas partes de la vida del pintor no están muy documentadas, los tres apostaron por realizar «un pequeño guión» que se vio reflejado en una edición «de 40 páginas, con 6 u 8 viñetas por hoja» que cuenta la vida de El Greco. Desde su nacimiento, «sin demasiados datos, por lo que en estos pasajes dejamos volar un poco la imaginación», hasta sus salidas a Venecia, Roma y, claro está, su llegada a Toledo, ciudad en la que residió y trabajó durante 37 años hasta su muerte.

Para conformar un discurso atractivo y documentado, este trío -dos de ellos toledanos y una madrileña- procedieron a investigar en las distintas publicaciones y artículos que sobre el creador se han publicado descubriendo, así, «un personaje interesante que destaca por su originalidad». Sobre la necesidad de conocer las distintas percepciones existentes sobre la vida del pintor, el autor apreció como sugerentes las «diferentes visiones» expresadas por autores tan divergentes como Fernando Marías y Fernando Arrabal, sin olvidar las investigaciones, por ejemplo, dejadas por Cossío.

En este punto, Carlos Rodrigo apunta que en los periodos dedicados a estudiar la obra de El Greco fue grato comprobar «su presencia en cada uno de sus obras», lo que acredita, a su juicio, «que era una persona convencida de sí mismo». Inimitable, por tanto, quizá por ser «un exiliado permanente», El Greco ‘regresa’ a la que fue su última ciudad con galones de inmortalidad y, casi, de artista superhéroe.

Trazo y estética. Imprescindible en este tipo de trabajos, la decisión estética siempre tiene que ser tenida en cuenta sobre todo si, como es el caso, se pretende llegar «a un público general». Siguiendo esta máxima, Carlos Rodrigo Beatriz Moreno-Cervera y Pedro Iznaola optaron por «un trazo claro, del estilo de los trabajos belgas y franceses», en un formato «tipo ‘ Tintín’».

Y es que puesto que «no deja de ser una biografía» ilustrada, los autores no renunciaron a la didáctica evitando, con ello, que la publicación pudiera resultar aburrida. Esta decisión pesó más que la oportunidad de poder haber recreado, en parte, la estética -«un poco más oscura»- cromática del pintor que, tal vez, hubiese alejado a un sector importante de público. Sea como fuere, lo cierto es que el resultado es un cómic colorista y limpio que, ante todo, «refleja la realidad» de Doménico Theotokópoulo. Una realidad en entramada «con pasajes en los que estaba permitida la imaginación».