Encierro de primera por el campo de Lominchar

Dominguín
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El festejo superó todas las expectativas previstas de afluencia de público y caballistas.El buen juego de los novillos de Alcurrucén hizo que se vieran bonitas carreras a campo abierto.

La tarde vivida en el encierro por el campo en Lominchar  supero con creces todas las expectativas marcadas. Con una temperatura agradable fueron llegando a la localidad miles de aficionados y cientos de caballos que organizadamente se fueron colocando por todo el recorrido del encierro. La plaza toros llena a rebosar, los cerros cercanos ocupados con vehículos y aficionados a pie que no querían perderse el espectáculo, aunque algunos del público se montaron por su cuenta la fiesta a la espera de la llegada de los novillos.

A las siete en punto salieron los bueyes al recorrido y desde un camión se soltó uno de los novillos reseñados para la ocasión. Un utrero colorado y astifino que se movió ligero desde el principio poniendo en apuros a los caballistas que intentaban conducirle hacia el campo. Al carecer de querencias el animal salió por la zona de suelta en solitario, seguido de decenas de avezados caballistas que disfrutaron de carreras templadas al lado del animal bravo.

Una vez que el novillo se calmó y templó, gracias a la preciada labor del matador de toros José Luis Triviño, quien junto con Ignacio Martín consiguieron a pie y con sus capotes parar al toro y que se pudiese unir a la manada con los adiestrados bueyes.

El recorrido hasta la finca Los Pradillos ya se hizo con todos los animales juntos a los que se unieron los casi cuatrocientos caballistas que se habían acreditado previamente en el ayuntamiento. Recorrido al paso que dejó bellas estampas añejas que rememoraban los traslados de los animales bravos hace ya las de cincuenta años.

La segunda parte del encierro comenzó con la suelta al campo de una vaca y otro utrero de la misma ganadería. Esta salida fue espectacular y vistosa ya que se fueron directos hacia los caballos y se vieron carreras apuradas y salvadas de una cogida in extremis. A partir de ahí todo fue diversión y participación de los que acompañaban al ganado. Hubo que usar las habilidades de buenos caballistas, como Borja Baena, gracias al cual pudo templar y parar, así como conducir a los utreros tras su cabalgadura y evitar una estampida de los bravos novillos.

También los vehículos de apoyo y colaboración tuvieron que afanarse en cortar los recorridos de las reses y reconducirlas lo que hizo que se vivieran momentos de apuro, que afortunadamente se libraron sin consecuencias. Uno de los vehículos recibió una cornada que atravesó la carrocería como si fuera de cartón.

El negro novillo de los hermanos Lozano, fue bravo y acometedor a la vez que se amparaba con los bueyes, les propinaba arrancadas a los caballos que debía estar en todo momento atentos a su comportamiento.

Ya con la manada unida y el sol cayendo se condujeron hacia el pueblo donde les esperaban en sus aledaños curiosos que usaban cualquier lugar para cobijarse. En el momento de la entrada al pueblo se vivió el lance más peligroso, cuando el novillo se volvió hacia los caballistas, prendiendo a uno de los caballos e hiriéndole de gravedad. El equino fue rápidamente conducido por un equipo veterinario para poderle atender.

Todo concluyo con normalidad y vistosidad que hizo que este segundo encierro por el campo de Lominchar haya superado con creces al primero, poniéndole en la primacía con mayúsculas de los encierro por el capo toledano. Al alcalde de Lominchar, Pablo Fontelos, le acompañaron los ediles de Recas, Cedillo del Condado y Palomeque, pueblos limítrofes y de gran tradición taurina que quisieron apoyarle en esta iniciativa que congregó una gran afluencia de público.

Nota muy alta la que se pone con este encierro que a buen seguro querrán competir con el los próximos encierros por el campo que se organicen en la comarca de La Sagra toledana.