El Tío Camuñas es leyenda

J.A.J./Camuñas
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La recreación de la captura y fusilamiento del guerrillero de la Guerra de Independencia Francisco Sánchez vuelve a reunir a numeroso público en Camuñas.

Francisquete ya era historia. El Tío Camuñas ya es leyenda». Estas palabras de un narrador cerraban la recreación de este año de la captura y fusilamiento de Francisco Sánchez, que paso a la historia con los dos alias antes citados gracias a su desempeño como guerrillero durante la Guerra de Independencia contra los franceses a comienzos del siglo XIX. Una vez más, el evento organizado por la Asociación Cultural La Partida de Camuñas con la colaboración del Ayuntamiento de esta localidad manchega ha vuelto a efectuar, durante el último fin de semana, un verdadero Viaje en el Tiempo a esa España Goyesca conmocionada por la invasión de las tropas de Napoleón Bonaparte.

Durante estos días, la localidad ha acogido numerosos espectáculos de calle gracias a las  asociaciones y particulares colaboradoras. Las escenificaciones del ‘Juramento del Guerrillero’, en el que se va narrando la vida de Francisco Sánchez y su implicación en el conflicto a raíz del asesinato de su hermano por los invasores, se han trufado con otros eventos. Entre ellos han destacado actuaciones de teatro callejero, exhibiciones de tropas napoleónicas y demostraciones del uso de armas de fuego de avancarga como los mosquetes, que se empleaban entonces. Tampoco  hay que olvidar la ofrenda floral en el busto del guerrillero, realizada el pasado sábado.

Pero el punto culminante de la vida del Tío Camuñas siempre es su final en la conquense Belmonte en 1811, que fue representado  en el mediodía del pasado domingo en dos actos. El primero se efectuaba en las afueras de casco urbano, en el Camino de Cabeza Gorda, en el que se escenificó la captura del líder guerrillero tras una emboscada tendida por los franceses en campo abierto. Este representación tiene como curiosidad, en el amplio abanico de escenificación de combates de las Guerras Napoleónicas, que es de las pocas que se aparta del choque de ejércitos regulares para centrarse en algo tan específico de aquel conflicto en España como la lucha de los guerrilleros. La representación muestra la habitual desproporción de medios entre el bien armado y entrenado Ejército Francés de la época, con  el tronar de un cañón para simbolizar el poderío de aquella maquinaria de matar, y las partidas españolas de guerrilleros, que suplían con la fe en su causa las carencias en armamento y preparación militar. Esta desigualdad queda bien plasmada en la recreación, que culmina con la previsible detención de Francisquete y dos de sus compañeros de partida, el también camuñense Benito Cano y Miguel Vázquez.

Escoltados y a punta de pistola, los actores que encarnan a los guerrilleros son llevados a la Plaza de San Nicasio, donde se efectúa el último acto de esta recreación a la vera del Molino de la Unión. Un oficial francés lee la sentencia al guerrillero en el que se le destaca como «el cabecilla guerrillero más atroz de la zona» y se celebra su muerte como una «clara victoria de nuestro ejército». Posteriormente, el pelotón de fusilamiento dispara su cerrada descarga sobre los tres condenados, que dejan la vida para entrar en la historia. Los camuñenses y visitantes que han seguido la representación la ponen el punto y final con una cerrada ovación.

Un largo trabajo de preparación.

Al término de la representación, el director escénico de las jornadas, Ángel Manzanero Vera, daba las gracias a las más de 150 personas que, de manera voluntaria, se implican en esta escenificación. «Son tres meses de intenso trabajo, pero ahora se ven recompensados», manifestaba. El director destacaba el auge que año tras año, registra estas jornadas gracias a que «el público siempre reconoce una labor bien hecha».

Inicios y auge de uno de los grandes enemigos del invasor francés.

Francisco Sánchez ‘El Tío Camuñas’ se ganó a pulso que, a la hora de contar lo sucedido en la Guerra de Independencia, su nombre figure a la altura de otros grandes guerrilleros del conflicto como Juan Martín ‘El Empecinado’ o el Cura Merino.

‘Francisquete’ nació en la villa que le dio nombre el 11 de septiembre de 1762. Su vida como agricultor transcurrió de manera normal hasta que en 1808 se inicia el conflicto con los franceses por el propósito de Napoleón de colocar a su hermano José -más conocido en la época como ‘Pepe Botella’- en el trono de España. Sánchez fue de los primeros en integrarse en las partidas guerrilleras contra los invasores junto con su hermano Juan. Precisamente, la cruel muerte de este último  tras una emboscada que sufrieron en su propia casa -fue colgado de las aspas de un molino pese a que sus atacantes prometieron respetarle la vida para que se entregara- hizo que Francisquete proclamara su conocido Juramento de Guerrillero. Con él se comprometía a «no entregarse al sueño, ni probar alimento alguno, ni apagar la sed por más devoradora que fuera, sin antes vengar a aquel mártir». Pronto pudo cumplir su promesa con la muerte de varios franceses, y continuó la lucha agrupando a decenas de vecinos de Camuñas y poblaciones cercanas.

Así, los ataques de su partida causaron numerosas bajas al Ejército napoleónico en diversos  lugares de la provincia y la región como La Guardia, Puerto Lápice, Lillo, El Pedernoso, Saelices, Uclés, Tomelloso o Consuegra.