PP, PSOE y Ganemos Talavera valoraron positivamente la unión de los talaveranos y muchos vecinos de la comarca en la reclamación de una serie de servicios e infraestructuras para que la ciudad y toda su zona de influencia salgan de esta mala situación que parece no tener fin. Convocados por la Mesa por Talavera, a quienes todos felicitan, era la segunda de las grandes manifestaciones que, precisamente conmemoraba el primer aniversario del 11 de noviembre de 2017, y no defraudó, incluso algunos representantes y ciudadanos aseguraron estar gratamente sorprendidos por la alta participación 12 meses después.
Con diferentes palabras, los políticos coinciden al considerar una prueba de fuerza y de unión los dos 11-N que ya forman parte de la historia local, y exigen que sus peticiones se vean satisfechas en los presupuestos generales del Estado.
Una de las más críticas fue la senadora Carmen Riolobos, quien indicó que de no verse avances próximamente, «la indignación va a pasar a ser enfado». En este sentido, cargó la mayor parte de las culpas al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page y al del Gobierno central, Pedro Sánchez, quienes, en su opinión, «muchas palabras y muchas reuniones pero nada de nada».
Desde el PSOE también aplauden y comparten las reivindicaciones ciudadanas, pero con diferentes matices. El portavoz del Grupo Municipal Socialista, José Gutiérrez, recordó que «la unión hace la fuerza» y que en este último año se ha avanzado «aunque todos queremos que se avance con más agilidad». No obstante, lamentó que en doce meses «es muy difícil poner al día todo lo que hay pendiente» ya que Talavera sufre un «déficit histórico que cuesta equilibrar».
Desde Ganemos destacan que la elevada participación debe valorarse como «una exigencia mayor» hacia las administraciones y en caso de que no respondan, plantear movilizaciones «a las puertas de las instituciones interpeladas». En opinión de su portavoz, Sonsoles Arnao, «no puede ser que las administraciones sigan toreando a Talavera sin plasmar negro sobre blanco y en los presupuestos las inversiones concretas con las que ejecutar los compromisos adquiridos», por loque consideran que las próximas cuentas de todos los gobiernos implicados serán una «prueba de fuego».