«El tópico del guerrero sigue pesando sobre los visigodos»

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El historiador y bibliotecario Daniel Gómez Aragonés acaba de presentar en Toledo 'La invasión bizantina de Hispania (533-625)', publicado por la editorial Almena

«El tópico del guerrero sigue pesando sobre los visigodos»

«Siempre me ha llamado la atención, desde que empecé a interesarme por los visigodos, la idea preestablecida de que fueron bárbaros, en el sentido peyorativo del término. Prácticamente nunca atacaron a sus vecinos porque sí, sin embargo. Una vez asentados, nunca hicieron campañas de expansión por el norte de África ni por las Baleares. Si combatieron a los francos fue para defenderse, y lo mismo sucedió contra los bizantinos». El historiador y bibliotecario Daniel Gómez Aragonés acaba de presentar ‘La invasión bizantina de Hispania (533-625)’, publicado por la editorial Almena. Se trata de una obra sintética, aunque profusamente ilustrada, que se centra exclusivamente en los aspectos político-militares de la relación entre ambos pueblos.

El libro arranca en el año 533, cuando se produjo la primera confrontación en Ceuta. «La fecha de su llegada a la Península tuvo lugar en 552, pero hemos preferido remontarnos un poco más para explicar los antecedentes e incluir esta ciudad como punto de partida». A continuación se repasan los importantes reinados de Atanagildo y Leovigildo, seguidos de la etapa dominada por monarcas como Recaredo, Witerico y Gundemaro. Por último, Gómez Aragonés cierra las pugnas entre visigodos y bizantinos con la época de Sisebuto (612-621) y su importante aportación a la unidad territorial de la Península. Una bibliografía de referencia y las ilustraciones de Félix M. Felden completan este pequeño volumen, publicado por la editorial de referencia para la historia militar española, «el equivalente a firmas como Osprey en el mundo anglosajón, donde la historia militar ha ocupado un espacio mucho mayor que el que le ha sido dedicado a este tema en España».    

Gómez Aragonés, que en la actualidad prepara su doctorado en la Facultad de Humanidades de Toledo, lleva años estudiando el mundo visigodo y el desarrollo de su historiografía desde la alta Edad Media en adelante. Opina que las administraciones no se implican lo suficiente a la hora de difundir la importante contribución que realizaron para la ciudad de Toledo, «que alcanzó entonces su mayor posición de referencia dentro de la Península Ibérica». No pide volver a introducir el aprendizaje de la lista de los reyes godos en la programación educativa actual, pero sí que se destaque más una de las épocas más apasionantes y desconocidas de nuestra historia.

«Si durante el conflicto de la Vega Baja tanto costaba entender la coexistencia de visigodos e hispanorromanos, ¿cómo vamos a hacer entender a la sociedad la presencia de los bizantinos en la Península durante esa etapa?».

Este historiador y bibliotecario, que no solamente reivindica la importante presencia visigoda en Toledo, sino también en la comarca de los Montes de Toledo -la presentación de ‘La invasión bizantina de Hispania (533-625)’ tuvo lugar en la Puerta delCambrón, sede de la asociación que preside el investigador y heraldista Ventura Leblic-, recuerda a quienes deseen profundizar en la presencia bizantina en nuestro país que existe una Sociedad Española de Bizantinística, y que la Universidad de Castilla-La Mancha cuenta entre sus catedráticos con MiguelCortés, uno de los máximos especialistas de España en esta materia. «La concentración de los bizantinos tanto en el tiempo (menos de un siglo) como en el espacio (ocuparon solo una parte del cuadrante SE de la Península) fue limitada, pero su aportación e intercambio cultural con los visigodos fue importante».

«En Toledo es un tema que no interesa»

¿Cómo se encuentran las investigaciones sobre el pasado visigodo en Toledo?

Desgraciadamente, está todo parado. La Vega Baja sigue convertida en un erial y estará así hasta que las administraciones se convenzan de que invertir en patrimonio puede generar riqueza. No obstante, no todo es negativo. Acabo de enterarme de que pronto se excavará en Guarrazar (Guadamur, el terreno donde apareció, a mediados del siglo XIX, el importante tesoro visigodo). Es curioso, pero hay pueblos que, con sus reducidos recursos, se preocupan más por los visigodos que en la ciudad que fue capital del reino.

¿Opina que no se valora lo suficientemente esta etapa en Toledo?

En Toledo es todo sota, caballo y rey, que en este caso equivale a hablar de cristianos, musulmanes y judíos, sin profundizar más allá de los tópicos de siempre. Pronto nos saldrá el Greco hasta por las orejas, como sucedió con el Quijote. Sin embargo, lo que tiene que ver con el mundo visigodo, incluido el turismo que podría generar en Toledo y los Montes de Toledo (desde San Martín de Montalbán hasta Sonseca, pasando por Orgaz), parece que no le interesa a las administraciones.

Efectivamente, en 2011 apenas hubo recordatorios relacionados con el ocaso delreino visigodo.

A excepción del Ateneo (y de la monografía que publicó La Tribuna en el mes de octubre), no hubo administración ni colectivo que le dedicase ni la más mínima atención a este acontecimiento. Siempre son pequeños grupos o los historiadores quienes tienen que encargarse desinteresadamente de mantener vivo su importante recuerdo.

Sin embargo, a pesar del olvido de las administraciones, la visigoda es una etapa que siempre llama la atención del público.

En eso estoy de acuerdo. Prueba de ello fue la exposición ‘Hispania Gothorum’, en el Museo de Santa Cruz. Sin embargo, eche un vistazo a los programas educativos (no solo en esta región, sino en toda España): apenas encontrará nada sobre los visigodos.

¿Sucede igual en los países de nuestro entorno?

Todo lo contrario. La figura del rey Clodoveo está sublimada en Francia. Lo mismo sucede en el norte de Italia con los longobardos, o en elReino Unido con los sajones, por no hablar de los vikingos en Escandinavia... Sin embargo, pregunte aquí porLeovigildo o Recaredo. Le responderán que es el nombre de un paseo de Toledo.