Sube y baja casi sin hacerse notar, como si formara parte de las entrañas de un templo que para Juan José Montero es, sobre todo, maravillosamente musical. En las últimas semanas, cuando se cierran sus puertas, este toledano se sienta frente a los teclados de los diez órganos activos de la Catedral porque siete de ellos participan en las batallas de órganos -que hoy comienzan- para mimarlos de cara a la contienda. El hacedor de este encuentro cuida de ellos con la delicadeza de quien sabe qué es lo que necesita cada uno porque «requiere un mantenimiento exhaustivo» y personalizado.