El 30% de las toledanas hace frente al cáncer de mama

F. Rodríguez
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La detección precoz es clave para controlar la mortalidad. La asociación Apacama se encarga en Toledo de prestar apoyo psicológico a las más de 3.000 mujeres diagnosticadas al año

Se te cae el mundo encima. Ecografía, mamografía y biopsia. Lo que dura el diagnóstico. Los 15 peores días de una vida. Sabes que puede tener solución, pero tu cabeza va más allá. Es inevitable. Pero hay salida.

Las 300 mujeres que integran la Asociación de Prevención y Atención para Mujeres Afectadas de Cáncer de Mama (Apacama) de Toledo lo saben. El próximo 30 de noviembre cumplirán su primer año en funcionamiento, un proyecto que nació de la ilusión de un grupo de mujeres que luchan contra el cáncer de mama con el único fin de que ninguna mujer camine sola y esté arropada en todo momento.

La carga psicológica es lo más duro. Es inevitable venirse abajo inicialmente. La palabra cáncer significa muchas veces muerte, pero la detención precoz ha logrado frenar la mortalidad de una enfermedad terrible que afecta a 3 de cada 10 toledanas. El 30% de la población femenina de la provincia.

Son los datos que manejan desde Apacama, que calculan que al año se diagnostica algún tipo de tumoración mamaria a unas 3.000 mujeres de la provincia. El dato es demoledor.

Para contrarrestarlo está la unidad mamaria del Complejo Hospitalario de Toledo, calificada por sus usarías como «fantástica». Con todo, la atención personal no acelera el atasco a la hora de encontrar quirófano, puesto que el tiempo medio de espera para extirpar un cáncer de mama es de un mes y medio desde el diagnóstico final. Demasiado tiempo para pensar.

Por eso, conscientes de esos duros momentos porque ellas mismas los han vivido, las mujeres de Apacama aportan ese apoyo psicológico que se necesita para ver que del cáncer de mama se sale; y se sale fortalecida.

«Muchas veces lo más importante es ver a alguien que lo ha tenido y que la veas que hace una vida absolutamente normal. Se aprende mucho», señala la presidenta de Apacama, Valle Martín, que ha sufrido el trance en dos ocasiones. Una superviviente que tiene claro que «empiezas a vivir... y la vida es hoy».

En Apacama cuentan además con una psicopedagoga, dan charlas e imparten talleres. Son un grupo de voluntarias que saben que las administraciones están sobrepasadas en muchos casos, pero que también pueden colaborar con pequeños gestos. Y es que Apacama aún no cuenta con una sede a la que las afectadas puedan dirigirse. Así, mientras esperan que alguien les tienda la mano, ellas no dudan en prestar todo su apoyo emocional, orientación y asesoramiento.