Una San Silvestre en pareja

J. Mario Loeches
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Julio Rey y Vanessa Veiga coincidirán en la línea de salida de mañana en el paseo de Merchán de la capital con la ilusión de lograr sus objetivos, vencer en chicas y estar entre los diez mejores de la prueba masculina

La lesión de última hora de Fernando Rey ha privado a los Rey Veiga de correr la San Silvestre Toledana en familia. Sin embargo, el matrimonio sí que despedirá el año junto, aunque con objetivos diferentes. Vanessa Veiga sí que opta al triunfo, mientras que Julio Rey se conforma con estar entre los diez primeros clasificados. 18 años después estará de nuevo en las calles de Toledo, así que para él es una cita plagada de recuerdos de cuando «corría con mi padre», relata. Incluso, recuerda que guarda una foto con él «en la calle Comercio, en el escaparate de la tienda de juguetes que había, en la edición de 1983».

Será su quinta participación, con los triunfos de 1996 y 1997, aunque la imagen que mantiene imborrable en la memoria es de una edición cuando aún era cadete: «Cogí a Ricardo Ortega llegando a meta y acabé décimo, un gran resultado para mí». En el apartado de anécdotas, conserva en un cajón una con su hermano Fernando. Con la prueba todavía saliendo de la plaza del Ayuntamiento, «antes de empezar nos estábamos orinando y nos fuimos por unas calles cercanas, así que cuando volvimos, ya estaba todo el mundo preparado y nos dijeron de todo cuando intentamos ir hacia adelante, ya que no había salida VIP ni nada», cuenta.

Aunque finalmente no pueda tomar la salida, Fernando Rey es el que más consejos puede dar a su hermano porque es quien más ha corrido esta prueba. «Me ha dicho que quien tuvo retuvo y no tiene dudas de que voy a morir en el asfalto; piensa que voy a hacer un buen puesto y lo que le sorprende es que sea capaz de entrenar con la tienda, los niños, la universidad...». No tenía la certeza de tomar parte porque «me caí entrenando y la rodilla todavía me molestaba en las pruebas de montaña». La organización se puso en contacto con él y fue todo para adelante.

Su mujer tiene el convencimiento de que Julio «es tan competitivo que va a salir a darlo todo porque se pica con su sombra y no puede hacer entrenamientos conmigo porque me lleva a cambios». Es más, tiene miedo de que no sepa dosificarse y lo pague en la subida. Ella saldrá a por el triunfo, es la máxima favorita, pero la toledana prefiere rebajar la euforia porque parte con algo de miedo al margen de la ilusión, ya que su objetivo es «entrenar y robar segundos al crono», pues ha estado mucho tiempo parada y «hasta que no se dé la salida no sabré cuál es mi estado de forma; los entrenamientos dicen que voy bien, pero necesito más sesiones, que es lo que sí tienen el resto de chicas». Desde su punto de vista, las mayores enemigas van a ser «las Sonias», Labrado y Ruiz, «que son duras de pelar», si bien, la atleta del Adidas lanza un reto: «Cuando me pongo el dorsal, me transformo y espero coger todo lo que llevo dentro y poder plasmarlo en las piernas desde la salida».

Julio le ha aconsejado que «piense que la carrera empieza en la Reconquista y no en la avenida de Europa o Barber; ahí es cuando se pasa el punto crítico después de la euforia y el subidón». Y es que  será la segunda vez que salga a la carrera el día 31 de diciembre en la Ciudad Imperial y la primera «la recuerda muy traumática», asegura la toledana. «Era cuando salía de Zocodover y sólo pude aguantar hasta la plaza de toros», añade, al tiempo que espera «regular las fuerzas y escuchar al cuerpo ya que tengo muchas ilusiones puestas en terminar bien el año y empezarlo mejor».

En la cena posterior tendrán tema del que hablar, esta vez con ambos corriendo la misma prueba, aunque «cada uno con una película diferente», dice Julio Rey, ya que, en tono de broma, reconoce que va a hacer la guerra por su cuenta «y con el machete en la boca, voy a dejar sola a Vanessa». Quizás sus hijos no tengan que dividirse para animarles porque «pasaremos en diferentes momentos» y el padre de Julio y entrenador de Vanessa, «seguro que está a todo porque tiene la capacidad de multiplicarse».