Alberto Aguilar, honrado en su adiós a los ruedos

Dominguín
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El madrileño se despidió cortándose la coleta y fue sacado a hombros de la plaza. Cogida grave del banderillero Raúl Martí

Buena tarde y gran ambiente de toros el vivido ayer en la plaza de toros de Illescas donde se celebraba la tercera edición de la ‘corrida total’ con astados de Victorino Martín. Los ocho toros del festejo taurino volvieron a lucir en sus morrillos los tradicionales colores encarnado y azul después de que la pasada edición comenzara con el luto sus divisas en señal de duelo por la muerte del ganadero

Tres cuartas partes del aforo cubierto con muchos aficionados venidos de toda la provincia, de la Comunidad de Madrid y de más allá de nuestras fronteras. Caras conocidas en los tendidos como Juan Pedro Hernández Moltó acompañado de Francisco Hernanz y la secretaria general del Partido Popularde Castilla-La Mancha, Carolina Agudo.

Paseíllo emotivo en el que se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la tromba de agua en Mallorca, tras lo cual la banda de música interpretó los acordes del himno nacional con toda la plaza en pie en señal de respeto.

Tuvo que saludar Alberto Aguilar que ayer se despedía de los ruedos, al lidiar su última corrida. Abrió plaza Octavio Chacón ante un toro que no le dejó desarrollar su tauromaquia, pero que puso ganas y profesionalidad. Su labor al acabar con la res fue ovacionada.

En segundo lugar, actuó Alberto Aguilar, con el que estuvo el público cariñoso toda la tarde. El madrileño, entregado y comprometido en este festejo, fue todo voluntad y con ganas de agradar. Una labor meritoria que le hubiese valido un trofeo de no haber marrado con los aceros.

La primera oreja del festejo cayó en manos del toledano Cristian Escribano, que se fue a porta gayola a recibir al de Victorino que le pasó literalmente por encima. Luego llegó un toreo de capa pausado y de gusto que precedió a un emocionante tercio de varas y banderillas. Con la muleta comenzó doblándose por bajo y toreando con gusto, sacándose el animal a los medios. Fueron tandas por ambos pitones de mano baja y relajada. Tras enterrar la mitad del acero y caer el animal en la arena le fue concedida una meritoria oreja del astado.

MartínEscudero tuvo pocas opciones ante el cuarto toro que echó la persiana muy pronto. Sólo le quedó justificarse delante del animal.

La segunda oreja del festejo cayó en manos de Octavio Chacón, que tuvo delante un toro encastado, complicado y que requería una  seria labor delante de él. Chacón quiso lucirlo en el caballo y lo puso lejos para que el animal se arrancase en varios ocasiones al del castoreño. Con la muleta, la faena fue de menos a más, consiguiendo meter al astado de Victorino en el canasto en la segunda mitad del trasteo. Cruzado y demostrando mucho valor, Octavio Chacón transmitió a los tendidos la verdad del toreo delante del astado, culminándolo con una estocada entera en lo alto que hizo al animal doblar sin puntilla. Oreja al final para el gaditano al que se le pidieron los dos trofeos.

El segundo de Alberto Aguilar y sexto del festejo ha sido su último toro como matador en activo. Demostró ganas desde que abrió la capa y estuvo variado, enganchando al público en cada uno de sus lances. Quiso cuidar al toro en el tercio de varas y, tras unos buenos pares de banderillas de su cuadrilla, brindó el toro y comenzó su faena por bajo. El animal transmitía, quería coger los engaños por bajo y el madrileño tiró de oficio y de sapiencia torera, realizando una faena del corte de la casa de valentía y arte. La gente quería premiarle con un gran triunfo su última vez de luces, pero el acero no fue certero y oportuno, quedando el premio mayor en una merecida oreja que paseó emocionado por el anillo de Illescas.

Saltó al ruedo el séptimo. Animal serio y astifino, que no se lo puso fácil de salida a Escribano. Un tercio de varas excesivamente largo hizo que el toro llegase descompuesto al tercio de banderillas. La tragedia se mascaba y llegó con la cogida del banderillero Raúl Martí, que sufrió una cornada en el muslo izquierdo de veinticinco centímetros de extensión y fue operado en el quirófano móvil instalado en la plaza de toros de Illescas, trasladándose posteriormente al hospital Virgen de la Salud de Toledo.

Cristian Escribano ante este animal no tuvo opciones de triunfo, además de no estar acertado en la suerte suprema.

El último toro del maratoniano festejo correspondía a Martín Escudero, quien tuvo en su mano el triunfo de la tarde tras una gran faena, pero la tizona le volvió a jugar una mala pasada y salió a pie del coso.

Como colofón del festejo la familia de Alberto Aguilar salió al ruedo y procedió al simbólico corte de  coleta del espada, que da por finalizada una etapa comprometida y dedicada al toro desde hace decenas de años. No hubo puerta grande en esta ocasión en el coso illescano por orejas concedidas, pues sólo cortaron una cada uno Chacón, Aguilar y Escribano, pero el merecido homenaje de la tarde se lo llevó Aguilar al abandonar la plaza en hombros y en olor de multitudes.

La corrida de Victorino de este año no estuvo a la altura de las ediciones anteriores, pese a lo cual cerca de 4.000 personas acudieron al ruedo en lo que ya se considera el festejo que da por liquidada la temporada taurina en la provincia de Toledo. Otro año los aficionados esperarán el habitual triunfo de los cárdenos A coronada en el coqueto coso sagreño.

No obstante, el próximo 22 de diciembre se celebrará un festival taurino en la plaza de Illescas en beneficio de los damnificados de la riada de Cebolla, ocurrida hace un mes.