Según la teoría del caos, lo que en apariencia puede parecer un conglomerado de elementos sin orden alguno ni lógica, no lo es, correspondiendo a un objetivo y fin únicos. En política esto se puede llamar maquiavelismo. Yprecisamente eso es lo que utiliza el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont, que, desde la distancia, controla con mano de hierro la Generalitat, JxCat y el PDeCAT.
Precisamente, este último partido, por boca de su líder -impuesto el pasado 22 de julio desde Waterloo para desgracia de Marta Pascal-, David Bonvehí, anunció que de ninguna manera hará caer al Gobierno de Pedro Sánchez aunque rechacen los Presupuestos que presentó el pasado jueves junto al número uno de Podemos, Pablo Iglesias. El motivo de su oposición a las Cuentaspoco tiene que ver con las partidas sociales:el Ejecutivo no libera a los presos ni convoca un referéndum de independencia.
Eso sí, tiene claro el de Camps que el secretario general del PSOEdebe seguir viviendo en La Moncloa, pues, según razonó, no les conviene que PP y Ciudadanos le sustituyan, por lo que no les ayudarán. ¿Cediendo? Silencio.
Tampoco se avino Bonheví a un posible intercambio de apoyos con el PSC con los Presupuestos Generales y los de la Generalitat, ya que su apoyo está condicionado a la situación en Madrid, insistió el dirigente, que auguró que el bloque surgido de la antigua Convergencia «tiene largo recorrido» y no se disolverá dentro de la Crida Nacional per la República, el movimiento independentista impulsado por Carles Puigdemont, Jordi Sànchez y Quim Torra.
Mientras, otro de los peones del gerundense, el jefe de la Generalitat, Quim Torra, insistió ayer en su exigencia de realizar un referéndum de autodeterminación sobre la independencia de Cataluña: «La fase de los estatutos la tenemos superada».
En un comunicado del Govern se informó de que el dirigente secesionista indicó que esta acción tiene un mensaje claro: «No pararemos hasta que ellos sean libres y nuestro pueblo también».
Asimismo, recordó el referéndum del 1 de octubre de 2017 y la Declaración Unilateral de Independencia del 27 de octubre, tras lo que añadió que «lo único que puede cambiar la situación es un referéndum sobre la independencia pactado y acordado».
No obstante, su socio en el poder, ERC, siguió apostando por la moderación. En este sentido, se insistió en la vía Lledoners, unos presuntos acuerdos con JxCat de los que poco se sabe, al tiempo que se recordó que la actual crisis en el Parlament, debida a la negativa de Puigdemont y sus tres colaboradores de entregar su acta de diputado es fácilmente subsanable. Una miqueta, como se diría en catalán.
peticiones imposibles. Por otra parte, el secretario de Organización del PSC, Salvador Illa, pidió al PDeCAT y ERC que no condicionen su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado a «peticiones imposibles» de cumplir por parte del Gobierno de Pedro Sánchez.