Nueva investigación en Parapléjicos sobre lesión medular

s.l.h. / toledo
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Investigadores de Parapléjicos arrojan luz sobre el proceso de la autofagia tras una lesión medular

El estudio realizado por los doctores Teresa Muñoz de Galdeano, Manuel Nieto, David Reigada y Rodrigo Martínez Maza, del grupo de Neuroprotección Molecular de la Unidad de Investigación del Hospital Nacional de Parapléjicos, ha permitido arrojar luz sobre la autofagia, uno de los complejos procesos celulares que se alteran tras la lesión medular espinal.

El trauma medular altera numerosos procesos celulares y moleculares con resultados letales para el tejido nervioso. Uno de estos procesos es la autofagia, un proceso de limpieza y reciclaje celular destinado a eliminar proteínas defectuosas y otra basura celular. Una alteración en este proceso provoca la acumulación de compuestos que interfieren con el normal funcionamiento de las células, llegando en último extremo a causar su muerte, como se ha observado en enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer o el parkinson.

El trabajo, publicado en la prestigiosa revista ‘Frontiers in Cellular Neuroscience’, ha permitido caracterizar cómo cambia la autofagia a lo largo del tiempo tras la lesión medular, comparando los cambios en distintas regiones y en diferentes células nerviosas de la médula espinal dañada.

Los resultados del estudio ponen de manifiesto que las respuestas autofágicas «son más complejas y dispares de lo que se pensaba hasta la fecha», capaces de proteger a algunas células y de inducir la muerte de otras. Según explicó a La Tribuna la científica Teresa Muñoz estos resultados «demuestran la necesidad de estudiar en profundidad toda esta complejidad espacial, temporal y celular si queremos desarrollar terapias basadas en regular la autofagia con suficiente garantía para ser probada en pacientes».

«Al revisar la bibliografía que había sobre este proceso en la lesión medular», detalla Teresa Muñoz, «comprobamos que la mayoría de los estudios trataban la alteración del proceso autofágico de una forma global». Por contra, nuestra primera tarea fue caracterizar la autofagia en los tres principales tipos de células nerviosas que  hay en la médula -neuronas, oligodendrocitos y astrocitos-, antes y después de una lesión medular, en un modelo animal. «Es necesario conocer la maquinaria de funcionamiento de este proceso para que cuando se encuentre alterado, ser capaces de establecer qué está fallando y plantear una terapia que corrija ese mal funcionamiento», explica la doctora Teresa Muñoz.

 «Uno de los hallazgos del trabajo -añade el doctor Manuel Nieto- ha sido confirmar que la lesión medular altera la autofagia de forma dependiente del tipo celular. Así, el proceso se bloquea temporalmente en las neuronas y los oligodendrocitos -explica Manuel Nieto- mientras que los astrocitos, el tercer tipo de células nerviosa estudiado, lo activan marcadamente». La importancia de la alteración en la autofagia radica en que «si tienes un problema con este proceso de limpieza y reciclaje, la célula empieza a acumular basura y su ambiente interno se vuelve hostil, contribuyendo de forma activa a la muerte de la propia célula», argumenta.

Precisamente, uno de los factores críticos que suceden tras la lesión medular es el llamado «daño secundario» que provoca «que células, que en un primer momento no habían sufrido ningún daño, se contagien de ese ambiente nocivo y mueran», explica la doctora Muñoz; «traduciéndose al final en que lo que en un primer momento era una lesión de tamaño reducido, aumente fuertemente y cause la pérdida de funciones que no se vieron afectadas en un primer momento», apostilla.

«En las resonancias magnéticas vemos cómo aumenta el tamaño de la zona dañada desde mediados o finales de la primera semana provocado por ese daño secundario» -dice Nieto- «y eso conlleva pérdida de funciones y menos posibilidad de recuperación».

Ahí radica la importancia de este estudio, en el momento de aplicar las diferentes terapias al paciente con lesión medular. «Tras la lesión medular hay muchos procesos alterados capaces de matar a las células nerviosas, y con este estudio confirmamos que la alteración de la autofagia también puede contribuir a causar la muerte de las células de la médula», subraya la doctora Teresa Muñoz.

Además, el estudio pone de manifiesto la importancia de detallar qué ocurre con cada tipo celular y no tratar de visualizarlo con un todo, ya que «lo que puede ir bien para unas células, a otras las puede matar», comenta Muñoz. Así, «si ponemos en marcha una terapia dirigida específicamente a las neuronas u oligodendrocitos (dos tipos de células difícilmente reemplazables) y evitamos que el bloqueo del proceso autofágico contribuya de forma activa a su muerte,  podremos reducir los efectos del daño secundario  y evitaremos que se extienda a zonas que en principio no estaban afectadas», añade la doctora, que insiste en que «no es lo mismo reparar o conectar un puente al que le faltan 5 metros que a otro que le falten cinco kilómetros», concluye.

Manuel Nieto reconoce que aún queda mucho camino por recorrer para curar una lesión medular, pero pone en valor el trabajo realizado en los últimos años, pues «antes la gente con lesión medular tenía una esperanza de vida muy corta, pero los avances realizados por médicos e investigadores ha permitido que en la actualidad tengan, en muchos casos, una esperanza de vida casi normal».