Unas 300 personas han mostrado su indignación con la posible instalación de una gasolinera junto a un centro religioso evangélico y el colegio público Pablo Iglesias, además de numerosas viviendas. Muchos alumnos, pancarta en mano con un claro 'No a la gasolinera', llevaron a cabo una ruidosa protesta y pidieron que en lugar del surtidor de gasolina quieren «arena para hacer castillos para jugar".