Desaparece parte de una columna de piedra de la fachada de San Clemente

J. Guayerbas
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Los religiosas han denunciado los hechos ante la Policía tras percatarse del suceso que como indicaban «tuvo que suceder de madrugada, el miércoles, estamos preocupadas»

Preocupación en la comunidad de religiosas cistercienses bernardas del Convento de San Clemente. Las llamadas al teléfono fijo de la orden se sucedían ayer desde primera hora de la mañana para comunicar a las religiosas que la portada de piedra de la iglesia conventual había amanecido con un hueco en una de las columnas balaustradas.

En las redes sociales la voz de alarma la daba el perfil de Iniciativa Ciudadana haciéndose eco de las imágenes difundidas por una usuaria de Facebook sobre este atentado contra el patrimonio local.

«Estamos preocupadas, ha sido un disgusto muy grande y el miedo está ahí, quién le dice que no vuelvan esta noche y sigan con la faena», comentaba una de las religiosas a La Tribuna además de confirmar que ya se han personado en Comisaría para denunciar los hechos y se investiguen.

«Tuvo que ser de noche, en la madrugada del miércoles, aunque nosotras no hemos escuchado nada, ¡nos hemos enterado porque nos han avisado por teléfono!», exclamaba la misma religiosa para indicar que el deterioro de la piedra de la portada ha facilitado la extracción de parte de la columna, en concreto de una pieza de unos 30 centímetros. «Hemos salido a verlo, a mediodía, y parece como si hubieran cortado la columna», señalaba.

La portada del templo cuyo acceso se encuentra en la misma calle de San Clemente está catalogada desde el año 1994, al igual que el complejo conventual, como Monumento Bien de Interés Cultural (BIC).

La investigación policial puede desencadenar en un delito contra el patrimonio. En la zona existen cámaras de seguridad, por ejemplo de la Universidad de Castilla-La Mancha, lo que quizás ayude a esclarecer los hechos.

Arte en piedra. Alonso de Covarrubias firmaba el contrato de la portada el 17 de diciembre de 1534, tal y como indica Balbina Martínez en ‘Conventos de Toledo’. Para esta obra, el arquitecto y escultor del Renacimiento empleó piedra blanca de Regachuelo -cemento calizo- con un diseño que abandona el gótico convirtiéndola en uno de los máximos exponentes del plateresco toledano.

La portada consta de dos columnas y arco de medio punto. En el friso superior, tres hornacinas con las esculturas de San Clemente, San Benito y San Bernardo, flanqueadas por dos escudos cuartelados y águila bicéfala.

Además, destaca el tondo en altorrelieve de la Virgen y el Niño Jesús enmarcado en una guirnalda de motivos vegetales que corona el ático de la portada del templo conventual.