MANOUSSOS, el hermano corsario que murió en Toledo

Adolfo de Mingo Lorente
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Nació alrededor de diez años antes que el Greco y compartió una buena parte de su vida

MANOUSSOS, el hermano corsario que murió en Toledo

El catedrático Fernando Marías se preguntaba hace apenas unos meses, durante una conferencia en el Museo de Santa Cruz de Toledo, cuál sería la sensación que produciría entre los vecinos de la ciudad a finales del siglo XVI, habituados a la estricta etiqueta de la España de los Austrias, encontrar en las calles de la ciudad a un personaje ataviado con pieles de lince, tocado con un característico gorro y una oreja perforada con un pendiente, costumbre habitual entre los marineros pero sin duda extraña en mitad de la Meseta, tan lejos de cualquier costa.

Este personaje, que efectivamente conoció Toledo y murió en la ciudad en 1604 tras permanecer en ella durante más de una década, era Manoussos Theotokopoulos, hermano mayor del Greco y la figura de su familia -a excepción de su hijo Jorge Manuel- sobre la que mayor número de referencias pueden aportar los historiadores. El retrato con el que se suele relacionar su identidad, aunque no esté confirmada por completo, se conserva en el Museo NortonSimon, de Pasadena (California,Estados Unidos). Anteriormente formó parte de la colección Contini-Bonacossi (Florencia), cuando el catedrático José Camón Aznar se atrevió a identificar al retratado -«un anciano cruzando su rostro patéticas sombras, con grandes ojos enfermos y con algunos signos de abolengo griego como aretes en las orejas»- con el hermano del pintor. De tratarse ciertamente de Manoussos Theotokopoulos, la mirada del personaje, característicamente estrábica, habría sido testigo de largas travesías, piratería bajo patente de corso veneciana y combate contra los turcos. Una peripecia vital que podría parecer digna de leyenda, pero que probablemente, sobre todo al final de sus días, no fuera muy diferente a la de quienes formaban el pequeño grupo de exiliados del Mediterráneo oriental que coincidieron en el Toledo de la segunda mitad del siglo XVI.

Debió de nacer, aproximadamente, entre 1529 y 1530, es decir, una década antes que el Greco. Sabemos que entre 1566 y 1583 gozó de una posición relativamente acomodada, pues ejerció como recaudador de impuestos de la República de Venecia en Candía. Durante las décadas de los sesenta y setenta, además, presidió la Cofradía de Navegantes de la capital de la isla, cuyos habitantes eran alrededor de 15.000 en aquel momento. Su relación con el mar fue estrecha, pero no parece que Manoussos Theotokopoulos fuera un simple marinero. Hay documentos que le describen, en plena confrontación entre la República de Venecia y el Imperio Otomano -jamás ha sido confirmada con total seguridad su participación en la Batalla de Lepanto (1571), por mucho que el cine y la novela hayan especulado sobre ello-, como «scrivano ordinario delle galee», es decir, como responsable de la documentación y operaciones de a bordo, lo que implicaba cierto nivel de formación además de conocimientos de marinería. Por un documento conservado en Toledo y descubierto por Francisco de Borja San Román a comienzos del siglo XX sabemos que tenía una elegante rúbrica en el año 1604, apenas dos meses antes de su muerte. Según apuntó Maria Konstantoudaki, no le eran ajenos los libros, pues en 1579 se interesó en Venecia por un texto religioso del diácono Giorgis Kalamatianos.

A todo lo anterior hay que sumar su condición de corsario, que el estudioso griego Nicolaos Panagiotakis recordó en un artículo escrito durante los años noventa, poco antes de morir: ‘Manousos the Pirate’. El 22 de octubre de 1571, el dux veneciano le permitió, con otros navegantes llamados Michael Spanopoulos, Ioannis Basatouris y Petros Caravello, ejercer la piratería contra los enemigos turcos. Su fortuna probablemente creció entonces, aunque, según detalló el investigador griego, cayó en desgracia al no respetar la patente de corso y atacar a un barco italiano, lo cual le llevó a prisión y le condenó al pago de una suma que se vio obligado a aplazar.

En 1591, y el motivo sigue siendo un misterio, abandonó el Mediterráneo para instalarse definitivamente en Toledo. Treinta años atrás había compartido ya vivienda en Candía junto con su hermano Domenikos y sus respectivas familias, fundamento de la hipótesis de que el Greco estuviera ya casado antes de abandonar Creta. Qué fue de los cuatro hijos que Manoussos tenía en 1588 no lo sabemos, aunque uno de ellos, Frangiskos, moriría en Venecia poco después a la corta edad de quince años. Manoussos el pirata pasó en Toledo sus últimos trece años. Murió en la ciudad el 13 de diciembre de 1604.