Dos meses en minoría

JAVIER D. BAZAGA (SPC)
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Termina el curso político en el que una moción de censura hizo virar una legislatura en la que Pedro Sánchez se ha encontrado con el primer obstáculo: su propia debilidad parlamentaria

Se han cumplido dos meses desde que Pedro Sánchez accedió a la Presidencia del Gobierno. Dos meses en los que el nuevo Ejecutivo se ha tenido que enfrentar ya al primero de los lastres con los que llegó a La Moncloa, su pecado original: ser minoría parlamentaria.

Con apenas 84 diputados, el PSOE es la fuerza más débil de la Historia que dirige el país. Un acontecimiento que se produjo solo gracias al rechazo del resto de fuerzas hacia el anterior presidente del Gabinete. Un Mariano Rajoy al que se pidió, por activa y por pasiva, que se echara a un lado para favorecer una renovación interna que ofreciera a los ciudadanos una imagen del partido sin contaminar por los casos de corrupción.

Sánchez capitalizó ese repudio en la moción de censura con la que el PSOE accedió al poder. Un mecanismo contemplado en la Constitución, pero muy criticado por los que padecieron su resultado, que siempre han dudado de su legitimidad. Sin embargo, ese rechazo a Rajoy no se convirtió en un apoyo al nuevo Gobierno, dejando a la vista que esa minoría se había transformado en debilidad parlamentaria. Una fragilidad que corre el riesgo de convertirse en inestabilidad política.